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La comunidad musulmana afincada en Álava se desmarca del fundamentalismo

Un 97% se siente inclinado hacia la tolerancia y la libertad religiosa

La inmigración, con toda la mudanza que conlleva, supone cambios profundos en la persona que abandona su tierra de origen y se establece en otra extraña. Transformaciones que se magnifican en el caso de que el lugar de acogida profese unas costumbres y religiones distintas a la propia. La comunidad musulmana afincada en Álava pasa, directa o indirectamente, por un proceso de reconstrucción de su identidad cultural y religiosa, pero la aceptación de las diferencias, legislaciones y leyes, no implica la renuncia a los principios fundamentales de su fe. Según el estudio Musulmanes en el País Vasco, difundido por el Observatorio Vasco de Inmigración, Ikuspegi, y realizado por el Departamento vasco de Empleo y Asuntos Sociales, este colectivo sostiene que sus principios son compatibles con los valores del sistema laico europeo comprometido con el pluralismo religioso, la igualdad social y la tolerancia.

"Quien confiesa la religión musulmana en Euskadi, adopta aquellos elementos de la sociedad europea que cree que tienen coincidencias o pueden encajar con el sistema de sus creencias y valores propios. Interioriza los principios democráticos, defiende el pluralismo y la tolerancia, y si no se identifica del todo con la sociedad del país acogedor al menos ve y reconoce en ella rasgos positivos. En definitiva, son los elementos indispensables para que haya una óptima coexistencia y respeto entre miembros de diferentes afinidades", defiende el informe.

A pesar de que en el imaginario vasco predomina la imagen de un Islam uniforme y único, la comunidad musulmana afincada en el territorio está compuesta por elementos "bastante heterogéneos". Es cierto que la mayoría de los musulmanes se identifica fuertemente con su religión, aunque no todos los miembros de la comunidad mantienen el mismo grado de cumplimiento de las prácticas religiosas. El estudio destaca que existen algunos inmigrantes que, a pesar de provenir de países musulmanes, se desvinculan de sus raíces religiosas y se definen a sí mismos en términos laicos o seculares. Para dar cuenta de esta variedad, el documento destaca que "en la sociedad vasca actual se puede hablar de cuatro categorías que engloban a los musulmanes: los creyentes y practicantes, los creyentes pero no practicantes, los recién convertidos al Islam y los laicos".

"Examinadas las actitudes y los componentes religiosos de la muestra elegida, las reclamaciones identitarias de la comunidad musulmana afincada en la sociedad vasca no entrañan ni fundamentalismo religioso y sectarismo ni tendencias al aislamiento y a la separación de la sociedad de recepción", concluye el informe realizado por Lakua. Aclara el análisis que, en el caso del musulmán, "su confesión religiosa no le impulsa a inmigrar, pero sí le ayuda a sobrellevar y aliviar las peripecias del proceso migratorio". Cree además el colectivo que la existencia de ciertos valores comunes entre su cultura y la cultura de la sociedad receptora "permite la colaboración y facilita el entendimiento y la convivencia".

Ante la ciencia Uno de los capítulos que define la postura de un colectivo religioso es su relación frente al desarrollo de la ciencia y el libre ejercicio del pensamiento, base de cualquier proceso de modernización de una sociedad. El análisis toma como base que las personas que manifiestan actitudes contrarias a estos dos elementos podrían tender al fundamentalismo, ya que la mayoría de los estudios sobre el tema defienden que los movimientos del fundamentalismo religioso son categóricamente antimodernistas. Asimismo, interpretan que el retorno a lo religioso no es más que una reacción contra las tendencias progresistas nacidas de la Ilustración que empezó a experimentar occidente en el último siglo.

Con el fin de extraer conclusiones adecuadas, los autores del análisis han planteado una encuesta a musulmanes que se identifican como creyentes y practicantes estables de los ritos litúrgicos de su fe. "En nuestra investigación sobre el fundamentalismo -explica-, realizada con una muestra del colectivo musulmán afincado en la CAV, se desprende que, según sus respuestas, los entrevistados musulmanes defienden la idea de que una religión, como la suya, no debe combatir la ciencia y el pensamiento u obstaculizar las actividades de los científicos en la sociedad, que con sus investigaciones procuran beneficiar al ser humano. Al contrario, según el Islam, si una persona dispone de capacidades productivas tiene la obligación tanto moral como religiosa de dedicarse a ese trabajo para contribuir al bien de la gente", añade el dossier.

La mayor parte del colectivo se siente inclinado hacia la libertad religiosa

La encuesta planteada por el Gobierno Vasco a la comunidad musulmana se ha dirigido a los imames de los oratorios y mezquitas de barrios ubicados en los tres territorios históricos, los representantes de asociaciones cuyas actividades se desarrollan en base a una una visión religiosa islámica y a los miembros del colectivo que se definen como creyentes y acuden con frecuencia a las mezquitas. Un 96,7% muestra su compromiso e interés por el diálogo y por los diferentes puntos de vista que pueden compartir con el "otro" y un 97% se siente inclinado hacia la tolerancia y la libertad religiosa. A pesar de ello, sólo el 25% de los consultados piensa que la gente que cree en religiones distintas a la suya no está equivocada.

Más del 75% de los consultados se muestra partidario de que sus hijos acudan a la escuela para aprender las materias y valores que se desarrollan en los centros educativos vascos. Entre los restantes entrevistados, el 23% se mostró favorable a la idea de que sus familiares se abstengan de asistir al colegio, un porcentaje que se reduce a menos del 10% si tenemos en cuenta que un 13,2% de este último grupo está "parcialmente de acuerdo" con la medida. Ello significa que reconocen el derecho básico a la escolarización, pero prefieren que las instituciones públicas tengan en cuenta sus matices culturales y les faciliten la opción de adquirir educación sobre la historia, la lengua, la educación y los valores de la religión musulmana.

Más del 97% de los 121 encuestados entiende que sus lideres religiosos se abran y admitan las preguntas y dudas que se les planteen sobre cuestiones trascendentales. Poco más de la mitad apoya la renovación y restauración de la religión y más del 80% declara que sus antepasados sí cometieron errores. Más del 90% afirma que las personas pueden conservar su religión sin tener por que aislarse de este mundo y no tratar con los demás. Menos del 10% de los participantes es partidario de conservar su identidad pura frente a los cambios y las transformaciones que experimenta el mundo que les rodea.

Un 56,2% admite que los no musulmanes, si son honestos y hacen el bien, serán avalados por Dios. El 35,5% restante, expresa su disconformidad con el planteamiento y matiza que si un no musulman hace buenas obras, Dios le premiará en la vida mundana, pero en el Día del Juicio será preguntado por qué razón no profesa la religión musulmana.

mezquita en zaramaga Por su parte, los vecinos de Zaramaga preocupados ante el anuncio de la apertura de una mezquita en un local de la calle Martín Olave, explicaron ayer que ya se han puesto en contacto con la concejala de Cultura, Maite Berrocal, para expresarle sus dudas acerca del proyecto, que no cuenta con licencia de lugar de culto sino de asociación sociocultural. Los vecinos señalaron que la edil desconocía la iniciativa, aunque se comprometió a informarse. Por el momento no hay obras en el local, aunque los residentes en la zona han detectado que un grupo de personas duerme en su interior de manera irregular, por lo que ya han alertado a las autoridades locales. Este lunes, los administradores de las comunidades que integran la manzana en la que se asentará supuestamente la mezquita tienen la intención de reunirse con los técnicos municipales de Urbanismo a fin de conocer exactamente los requerimientos que se exigen a un recinto de esta tipología. "Sólo queremos que el barrio mantenga su actual tranquilidad y que no surjan nuevos elementos que incrementen la inseguridad", explicaron.

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