En la última declaración de la Renta, correspondiente al IRPF 2011 (Campaña de la Renta 2012) un total de 7.357.037 declaraciones han sido a favor de la Iglesia Católica, lo que supone que la cantidad total recaudada por Asignación Tributaria es de 247,1 millones de euros. Teniendo en cuenta que el 23,24% de las declaraciones son conjuntas, se puede estimar que en torno a 9,1 millones de declarantes asignaron a favor de la Iglesia, un millón más de los que asignaban en el año 2007.
En estas cifras no se incluyen aquellos contribuyentes que, obteniendo rentas sujetas a IRPF, no están obligados a hacer declaración y que según los últimos datos de Hacienda publicados, ascienden a 6,7 millones de contribuyentes.
El actual sistema de asignación tributaria entró en vigor el 1º de enero de 2007. Se incrementó el coeficiente al 0,7% y la Iglesia renunció a la exención del IVA vigente en algunas operaciones, lo que significaba desde esa fecha para las instituciones de la Iglesia un gasto añadido de unos 30 millones de euros (este gasto se ha incrementado en un 31% con la subida del tipo general de IVA del 16% al 21%). Además, con el nuevo sistema, el Estado no garantiza ya ningún mínimo para el sostenimiento básico de la Iglesia. Ha dejado de existir el llamado “complemento presupuestario”, de modo que la Iglesia, para su sostenimiento, sólo recibe lo que resulta de la asignación voluntaria de los contribuyentes y nada de los Presupuestos Generales del Estado.
Datos comparados con años anteriores
Si comparamos los datos de la última Declaración de la Renta con los de la campaña inmediatamente anterior, el número total de declaraciones a favor de la Iglesia ha disminuido en 97.786, aunque se mantiene por encima del año 2009 en casi 100.000. La cantidad total asignada baja 1,2 millones de euros (0,49%), cifra que, teniendo en cuenta la coyuntura económica, puede juzgarse satisfactoria. Por su parte, el porcentaje de declaraciones queda en el 34, 83%, inferior al obtenido en 2010 (35,71%), aunque superior al obtenido en 2009 y años anteriores del nuevo sistema.
Para analizar estos datos, hay que tener en cuenta que el año anterior se había producido el mayor incremento de asignantes en 10 años. El leve descenso supone ahora exactamente la mitad del crecimiento del año anterior.
Desde 2007, se ha producido un aumento de casi 900.000 declaraciones a favor de la Iglesia Católica, exactamente de 873.857. No obstante, ya desde el año pasado, a pesar de aumentar el número de declarantes, ha descendido la cantidad total recaudada, como consecuencia de la situación de crisis.
Valoración moderadamente positiva
En general, la valoración sobre los datos de la asignación tributaria de 2011 a favor de la Iglesia es moderamente positiva, pues, aún con el lógico descenso de la cantidad global, puede considerarse un buen dato en estos momentos de grave crisis económica.
La Conferencia Episcopal Española (CEE) tiene la intención de seguir trabajando para informar acerca de la labor de la Iglesia y para animar a que cada vez sean más los que marquen la X en su Declaración a favor de la Iglesia. Marcar la casilla no cuesta nada y, sin embargo, rinde mucho.
Agradecimiento XTANTOS que necesitan tanto
Un año más, la CEE agradece la colaboración de todos los contribuyentes que han marcado la casilla de la Iglesia Católica en su Declaración de la Renta y recuerda que las otras formas de colaboración al sostenimiento de la Iglesia, como son por ejemplo las colectas o las suscripciones, continúan siendo absolutamente indispensables. Asimismo, mantiene el compromiso de garantizar y mantener el sostenimiento de las actividades básicas de la Iglesia en niveles de eficacia y austeridad semejantes a los que han venido siendo habituales hasta ahora.
La decisión personal de los contribuyentes a la hora de marcar la casilla seguirá siendo fundamental. Pueden hacerlo o bien sólo para la Iglesia Católica, o bien conjuntamente para la Iglesia Católica y para los llamados “Otros fines sociales”. Ninguna de las dos opciones significa que el contribuyente vaya a tener que pagar más ni que le vayan a devolver menos.
La labor religiosa y espiritual de la Iglesia, ya de por sí de gran significado social, lleva además consigo otras funciones sociales: la enseñanza; la atención integral a los niños, los ancianos, los discapacitados; la acogida de los inmigrantes; la ayuda personal e inmediata a quienes la crisis económica pone en dificultades; los misioneros en los lugares más pobres de la tierra. Todo ello surge de las vidas entregadas y de la generosidad suscitada en quienes han encontrado su esperanza en la misión de la Iglesia. Con poco dinero, y gracias a la generosidad de millones de personas en todo el mundo, la Iglesia sigue haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto.