La mayoría de los expulsados eran chicas musulmanas que se negaron a quitar el pañuelo islámico (hiyab) al entrar en los centros públicos. Además, tres chicos fueron también expulsados por llevar turbantes, una prenda que es obligatoria para los seguidores de esta religión.
La polémica ley francesa, que viola derechos humanos básicos según las organizaciones religiosas francesas, ha sido aprobada bajo el pretexto de "reforzar la separación entre el Estado y la religión". Francia posee uno de los sistemas laicistas más rígidos y radicales de Europa, en contraste con el resto de los países del continente.
Aunque la ley prohíbe teóricamente las kippas judías y las "grandes" cruces cristianas su objetivo real es el de prohibir el hiyab, algo que ha sido visto por los musulmanes del país como una agresión directa contra su religión.
Según datos del Ministerio de Educación, algunas estudiantes han solicitado en este curso el pase a escuelas privadas, donde es posible llevar símbolos religiosos, o se han apuntado a programas de educación a distancia.