El grupo de feminismo y laicismo de Europa Laica se suma a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra el 25 de noviembre en recuerdo del asesinato de las hermanas Mirabal por el dictador Trujillo en 1960 en la República Dominicana.
La violencia contra las mujeres tiene múltiples manifestaciones: la imposición de los estereotipos machistas; la violencia psicológica y física, el abuso y el acoso sexual, el secuestro, la violación, la explotación sexual de niñas y mujeres ―la trata, la prostitución, la pornografía―, la explotación reproductiva, la violencia vicaria, la tortura y finalmente el asesinato… y toda forma de exclusión o limitación contra la mujer por razón de su sexo que impide el reconocimiento y el ejercicio legítimo de los derechos incluso cuando están formalmente recogidos en la legislación de muchos países.
La violencia machista es estructural y hunde sus raíces en el patriarcado, adquiriendo nuevas formas en estos tiempos regresivos mientras las formas antiguas siguen perviviendo. Todas las religiones han jugado y juegan un papel esencial en el reforzamiento de los estereotipos machistas, en su pervivencia y en el enaltecimiento de la violencia ejercida contra las mujeres y niñas. Desde el «Cásate y sé sumisa» hasta las instrucciones para «golpear a tu mujer sin dejar marcas», desde el acoso para impedir ejercer el derecho al aborto, hasta la imposición de la reclusión, del velo como estandarte del honor del esposo y la familia, las religiones elevan la misoginia a mandato moral.
Hoy en día, a la violencia que ejercen las religiones se suma la que ejercen ideologías que pretenden anular los derechos conseguidos por las mujeres borrando por ley las definiciones y conceptos que nos permiten identificar la opresión patriarcal. Leyes que dejan a niñas y mujeres sin los espacios propios que tanto costó conseguir, que dañan a la infancia y a la adolescencia, que impiden la coeducación tan necesaria para luchar contra la violencia machista. La realidad biológica de las mujeres se comprueba en la constante violencia ejercida contra ellas que busca perpetuar la desigualdad entre los sexos.
De ahí la enorme importancia, un día como hoy, de defender el laicismo del Estado y de las instituciones. Solo un estado laico, libre de injerencias religiosas y dogmáticas, que implemente medidas dotadas de recursos, por la enseñanza pública y laica, que apueste por la coeducación en las aulas, podrá crear las condiciones favorables que garanticen la integridad de las mujeres y niñas, su pleno desarrollo y la reafirmación de sus derechos.