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Política y religión. 380 párrocos catalanes exigen votar el 1-O: “El Evangelio defiende este referéndum”

Un destacado grupo de la Iglesia catalana afirma que el Tribunal Constitucional y las fuerzas del orden están “vulnerando derechos humanos” y pisoteando la “dignidad” de Cataluña

“Jesús fue condenado a muerte en base a la ley vigente y ninguna persona sensata lo considera algo legítimo ni moral. En Cataluña también se quiere impedir a la gente votar cumpliendo una ley, pero esa legalidad atenta contra la dignidad y la libertad de las personas”, sentencia Cinto Busquet, párroco de Calella (Barcelona) e ideólogo del movimiento político dentro de la Iglesia catalana más controvertido que se recuerda. Ya son 380 los párrocos que suscriben un inaudito manifiesto a favor del referéndum que exige al Gobierno español “escuchar las legítimas aspiraciones del pueblo catalán”. A ninguno de los firmantes les preocupa este evidente posicionamiento ideológico, pues aseguran que el 1 de octubre está avalado nada menos que por el mismo Evangelio.

“Es irrebatible que, basándonos en los principios de la Iglesia, el Estado está vulnerando derechos humanos fundamentales. El origen de todo no es la ‘sagrada’ Constitución española, también existe una Doctrina Social de la Iglesia que antepone a cualquier ley la dignidad de las personas, tanto a nivel individual como coletivo. El Evangelio es nuestra legalidad. El cristianismo enseña que cada ser humano ha sido creado con libertad, que nadie puede imponer su voluntad sobre el otro, y es lo que se está haciendo sobre millones de catalanes”, sentencia Busquet. “Es inmoral lo que está haciendo España. Hay un 80% de catalanes que quieren votar y se les está reprimiendo esgrimiendo la Constitución”, prosigue.

Los 380 párrocos pro referéndum insisten en que ellos no están por la independencia sino por el derecho a decidir, pero su argumentario coincide plenamente con el del Govern. El manifiesto sostiene que el referéndum del 1 de octubre es un último grito de dignidad ante “la imposibilidad de pactar las condiciones para llevarlo a cabo de forma acordada”, y por eso califica de “legítima y necesaria” la consulta. A los religiosos los mueve, dicen, “valores evangélicos y humanísticos” y su “amor sincero al pueblo que queremos servir”.

¿Pero qué hay de los cristianos no independentistas? ¿De los que ven este referéndum como un disparate y un abuso a todos los niveles, incluido el de los derechos civiles? ¿Los que sí creen en los tribunales? Los párrocos lo tienen claro: respetan a esos fieles, pero consideran errónea su visión. “Cada uno lo enfoca a su manera. Otros cristianos lo ven con la perspectiva de la legalidad, tienen como una máxima que la ley es inviolable y detrás de eso viene lo demás. Comprendo esa postura pero yo prefiero otro camino. Desde una formulación bíblica, si Moisés hubiera seguido la ley quizá no se habría rebelado contra los egipcios ni hubiera comenzado algo nuevo (la liberación de los esclavos y su éxodo hacia la tierra prometida)”, argumenta el párroco firmante Pere Oliva.

Este párroco de Vic también acude a la Doctrina Social de la Iglesia, el conjunto de normas y principios que rigen el catolicismo moderno, para justificar el referéndum. “(El Gobierno) está atentando a la dignidad, a la libertad de expresión y al derecho de autodeterminación de los pueblos, que es algo que recoge la doctrina de la Iglesia. Y cuando ves esa negativa constante a la libre expresión, es nuestra obligación como referentes de nuestras comunidades dar ese paso al frente”, prosigue.

A Miquel Barberà, veterano e influyente párroco de la archidiócesis de Tarragona, le molesta la controversia que ha generado el manifiesto: “La doctrina social defiende el derecho de autodeterminación, y punto. Defiende el derecho a decidir de todas las naciones, y nuestros obispos ya dijeron hace seis años que Cataluña es una nación. Ya ni podemos predicar porque nos acusan de hacer política. A defender derechos fundamentales ahora se le llama hacer política. Estamos hartos”. Y señala: “Tenemos que posicionarnos porque si no lo hacemos ante este atropello volverán a acusarnos de no implicarnos en las injusticias sociales como ha ocurrido en el pasado”.

“Sentido común” cristiano

Ningún párroco pro referéndum afirma que, siguiendo el silogismo, no apoyar la consulta sea de mal cristiano. Pero sí coinciden en la premisa positiva. Apoyar el referéndum es la opción lógica para un creyente. “Es de sentido común para un cristiano defender los derechos que pregona la doctrina de la Iglesia, estamos hablando del Evangelio. Pero si alguien no lo comparte, nosotros no somos quién para afeárselo”, razona Oliva. La Confererencia Episcopal Española, el órgano del que dependen todos los obispados de España, no se ha pronunciado sobre esos 380 párrocos díscolos. Y estos no esperan “ninguna represalia” desde Madrid.

“Yo no he firmado ese manifiesto pero entiendo a esos párrocos. Estamos ante hechos excepcionales, un momento muy complejo, y es normal que los párrocos quieran expresar su opinión. Se han pronunciado rectores de universidad, abogados, bomberos, ¿por qué no los párrocos?”, sostiene Norbert Miracle, vicesecretario de la Conferencia Episcopal Tarraconense. Esta entidad ha pedido a todos lo católicos que recen por Cataluña ya que “vive un momento delicado de su historia”.

Una llamada a la pregaria a la que se sumaron, en un gesto sin precedentes, las abadías de Montserrat y de Poblet, las dos más importantes de Cataluña. El abat de Montserrat, Josep Maria Soler, y el de Poblet, Octavi Vilà, firmaron una escueta nota en la que piden a los “gobernantes de Cataluña y España un ejercicio de máxima prudencia y responsabilidad por un diálogo constructivo”, al tiempo que urgían a respetar las “libertades de expresión democrática, la convivencia social y el respeto a los derechos individuales de nuestro pueblo”.

Incluso las monjas se han sumado a esta corriente pro independentista. Las benedictinas de los cinco principales conventos catalanes, encabezados por el de Sant Benet de Montserrat, han denunciado en una nota recién publicada “el uso de la fuerza y la vulneración de los derechos del gobierno y del pueblo catalán”, y apoyan sin fisuras las movilizaciones organizadas por ANC, Òmniun, la CUP y Junts pel Sí. Es la primera vez que cinco abadesas y prioras se ponen de acuerdo para firmar un manifiesto conjunto, y más inaudito aún es que se trate de uno con semejante carga política. En realidad, no se recuerda precedente alguno de un posicionamiento eclesiástico tan claro y en todos los frentes, desde la cúpula hasta la bases, en Cataluña.

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