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¿Hacia una nueva beatificación política? El Vaticano como escenario de campaña electoral
La segunda visita de Yolanda Díaz al Estado Vaticano, para encontrarse con el Papa Francisco, está empezando a suscitar el “mosqueo” hasta de los más ingenuos (…).
La segunda visita de Yolanda Díazal Estado Vaticano, para encontrarse con el Papa Francisco, está empezando a suscitar el “mosqueo” hasta de los más ingenuos.
Y es que la gente, que aunque algunos/as/es lo crean, no es tonta, y empieza interpretar en clave de sátira electoral lo que ha pretendido ser oficialmente solo un encuentro “diplomático” con “el Santo Padre”.
La verdad es que el episodio vaticano de Yolanda luce más como una comedia de enredos que como una visita sería y protocolaria de una ministra del Gobierno al “gran autócrata“ romano.
El safari cazavotos ministerial de Díazha servido para poner de relievela histórica danza que se trae el poder temporal con el espiritual.
Podríamos jurar con la mano puesta sobre el mismísimo libro de “El Capital”, que don Carlos Marx, con quien la señora Díaz ya nada tiene que ver ideológicamente, hubiera descrito la coreografía vaticanista montada por la ministra española como una suerte de fumata de “opio popular”, con el que tanto la ministra como su interlocutor han tratado de dejar “colocado” al personal, a base de sabias dosis electorales. Así las cosas, no es extraño que Europa Laica, una institución paladín de la separación iglesia-estado, haya lanzado contra Díaz una fuerte crítica no exenta de sarcasmo. Con enorme acierto, esta asociación calificó el evento vaticanista como una “mera excursión” oportunista, afirmando que el “representante de la Iglesia católica no tiene nada relevante que decir al conjunto de la ciudadanía”.
Y es que lo que ocurrió en El Vaticano fue muy fuerte. La declaración de Díaz, endiosando al Papa y calificándolo como “el mejor embajador del trabajo decente en el mundo”, ha sido sentida como un fuerte patadón de “ironía celestial” encajado en la mismísima entrepierna. Particularmente cuando, -como denuncian desde Europa Laica – Francisco representa “a una institución donde sus trabajadores y trabajadoras «consagradas» se inician a edades muy tempranas y trabajan en condiciones de pseudoesclavitud, donde la vida laboral y privada se confunden, prohibiéndoles formar sus propias familias”.
La búsqueda de votos divinos: ¿Fe auténtica o estrategia?
Al interpretar este encuentro como un intento de cortejar a los sectores más conservadores del electorado gallego, pensando en los próximos comicios autonómicos, no podemos menos que imaginar a Carlos Marx revolcándose en su tumba, murmurando y recordando indignado la estrecha relación existente entre alienación religiosa y la manipulación política.
La táctica de las “visitas Yolanders” al Papa Francisco, lejos de ser una epifanía de la fe, parecen asemejarse más una maniobra oportunista que desdibuja aún más las ya difusas líneas entre la Iglesia y un Estado que se pretende democrático, pero que, de facto, jamás ha abandonado su carácter confesional.
Oportunamente – denuncian desde Europa Laica – Yolanda Díaz ha olvidado los múltiples privilegios y “desafueros” de la Iglesia católica en su relación con el Estado español.
Razón por la cual han vuelto a reclamar:
“La Derogación de los Acuerdos de 1979 con la Santa Sede, que la Iglesia católica se autofinancie y pague sus impuestos, que se saque la religión, debe del currículo y de la escuela, que se responsa al escándalo monumental de las inmatriculaciones realizadas por la Iglesia católica uy que se investigue verdaderamente, y hasta las últimas consecuencias, la pederastia en el seno de la Iglesia española”.