El caos y la urgencia reina en el aeropuerto de Kabul. A toda prisa se está intentando sacar a todos los ciudadanos afganos posibles que huyen del extremismo islámico y que se enfrentan a limitadísimas plazas e incluso a mercenarios que solo buscan beneficio económico.
En medio de las noticias que nos llegan sobre Afganistán nos encontramos las declaraciones del diputado de Vox, Ignacio Gil Lázaro, pidiendo al Gobierno que se encargue de traer a España a una «pequeña comunidad» que profesa el cristianismo en Afganistán y así salvarlas de los talibanes.
Eso sí, el diputado ultra remarca que este colectivo debe ser una caso «excepcional» porque su partido sigue pensando que los demás civiles afganos han de ser acogidos por países musulmanes cercanos a Afganistán.
Ha defendido que una vez que estas personas sean acogidas en los países vecinos de Afganistán, España colabore con estos países «en la forma en que se estime más conveniente» pero, apostilla, «sin que se vuelva a producir en Europa lo que pasó con la crisis de Siria» ya que, a su parecer, es «indigno tratar a esas personas como pura mercancía política y propagandística de los intereses del Gobierno». Eso es un filtro para Vox.
Clandestinos en Afganistán
Lázaro ha explicado que existe un grupo de «alrededor de 200 personas» afganas cristianas que viven en el país asiático de manera «puramente clandestina» y que no tienen otro punto de acogida que no sea la «Europa occidental».
«Hay que hacer una excepción y sacarlas del infierno que se les avecina», ha alertado el diputado en declaraciones en una rueda de prensa. El resto de la población parece no importarles demasiado a la formación de extrema derecha.
No fue lo único. El también diputado de Vox, Víctor González Coello, se ha referido a este asunto diciendo que los afganos amenazados por los talibán solo tienen dos alternativas: «O conversión o muerte».