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Voces de ida y vuelta: Con Tasia Aránguez y Ilya Topper

El segundo día de las Jornadas Voces de ida y vuelta, organizadas el 17 y 18 de marzo de 2022 en Granada por el Observatorio Wassyla Tamzali con apoyo y financiación de la Fundación Euroárabe, con la colaboración de MSur, arrancó con un debate del periodista Ilya U. Topper, moderado por la jurista Tasia Aránguez, sobre el uso de estereotipos del islam y las mujeres musulmanes en la prensa europea.

Tasia Aránguez, (Granada, 1987) empezó la intervención resumiendo su llegada al feminismo crítico con la religión:  Empezó viéndose rodeada de discursos en los medios de comunicación —habituales especialmente en revistas que se querían feministas, como Pikara— de que las europeas ‘blancas’ no debían opinar sobre los derechos de las musulmanas o inmigrantes ni sobre el machismo de sus sociedades. Fue encontrarse con opiniones como la de Najat El Hachmi o Mimunt Hamido lo que le impulsó hacia una concepción del feminismo como indivisible, expresión de los derechos universales.

Ilya U. Topper (Almería, 1972), empezó su charla subrayando la necesidad que tiene la prensa, pero también otros sectores de comunicación, como el cine o la industria editorial, de recurrir a ciertos estereotipos fácilmente reconocibles para identificar un producto. Si se informa sobre unas elecciones en Marruecos, lo normal es publicar en portada una foto de una mujer velada en el momento de votar: si no llevara velo, la imagen podría estar tomada en Georgia o Hungría. Gran parte de la población de los países llamados árabo-musulmanes no se diferencia físicamente lo suficiente de los países sureuropeos; de ahí la necesidad de utilizar un cliché como el velo para identificar un colectivo.

Pero a este hábito «inocente» de estereotipar a la mujer musulmana se añade toda una campaña, financiada con dinero público en España, que intenta obligar a la prensa a solo dar voz a las mujeres musulmanas veladas. Entrevistar a mujeres de familias musulmanas que se pronuncian en contra del velo se denuncia públicamente como «islamofobia» y se intenta impedir con todos los medios, explicó Topper, mediante un despliegue de ejemplos gráficos.

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Aquí puedes escuchar el vídeo de la charla de Ilya U. Topper con Tasia Aránguez  (50 minutos)

Fragmentos de la charla

Tasia Aránguez

tasia aranguez
Tasias Aránguez (Granada, Mar 2022) | © MSur

«La religión utiliza este discurso en Marruecos o en los países con mayoría musulmana: Fíjate lo que pasa allí: las chicas tienen que estar todo el tiempo sexualizadas, es desagradable, es mejor el decoro, loh aces por ti misma, es mejor taparte para no estar todo el rato arreglándote, vistiéndote de manera provocadora, para qué usar perfume, para qué ponerte maquillaje, para qué sexualizarte y cosificarte…»

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«Escuchar voces en los medios de comunicación como la de Ilya Topper, Mimunt Hamido, Najat El Hachmi, Zoubida… fue un antes y un después. Una vez que escuchas este discurso, ya no vuelves atrás, ya no vuelves a pensar en el relativismo cultural, en el ocúpate de tus asuntos, se acaban las identidades, se acaba el aquí nosotras, allí vosotras. Desde entonces entendemos que los derechos son universales.»

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«No hay absolutamente ningún argumento que se pueda dar para justificar que una chica por el hecho de haber nacido en cualquier lugar no pueda estudiar lo que quiere, no pueda traajar en lo quie quiere, no pueda tener su propio proyecto de vida, su propio desarrollo. Desde ese momento, el feminismo es uno, y nunca más lo van a romper.»

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«Por supuesto está el problema de la prostitución, de la cosificación sexual, pero también está el problema de tener que taparte, el deber del decoro, de la virginidad, y todos esos problemas, además, las chicas que vienen de Marruecos, del Magreb, muchas veces están viviendo los dos simultáneamente».

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Ilya U. Topper 

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Ilya U. Topper | © MSur

«Si quieres captar al espectador para que vaya a ver la peli, porque va de un tema interesante como es la inmigración y las mujeres marroquíes, pues le tienes que poner ese velo rosa, porque si no, la gente que pasa por la cartelera del cine no se da cuenta».

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«Hasta a las crías se les pone el velo en las imágenes para demostrar que hemos metido a una magrebí o egipcia. Eso ya roza lo indecente porque el velo, desde que se inventó en los años 80 siempre ha servido para marcar a la mujer sexual, para marcar la castidad de la mujer que no deja ver su pelo para no excitar a los hombres sexualmente. Es la finalidad del velo, precisamente definida por los teólogos: al ponerse el velo, la mujer oculta sus encantos para evitar que el hombre se excite. Y por eso, evidentemente, solo se lo puede poner a partir de la pubertad. Poner el velo a una niña de cinco o seis años significa que si no se lo pones, ella excitará a los hombres. Eso es pedofilia.»
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«Esta difusión del estereotipo hace prácticamente pensar que las niñas entre Casablanca y Bagdad nace ya de bebés con el velo en la cabeza, al igual que las bebés entre Tombuctú hasta Sudáfrica a nacen con el pelo rizado y las de entre Mongolia y Japón nacen con ojos achinados. Es la imagen que se está dando. En gran parte es inocente, pero también está dirigido. Aparte de la necesidad que tenemos en la prensa de resumir visualmente una idea, esta actitud está también fomentado por una campaña de asociaciones y fundaciones islamistas con un mensaje islamista muy tajante, financiados por el Gobierno español, los Ministerios, la Caixa, los ayuntamientos…»

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«Toda la idea de la islamofobia se ha concentrado en la idea de que criticar el velo es islamofobia. Obviamente, criticar a un inmigrante marroquí simplemente por ser marroquí es racismo. Islamofobia se usa para acallar a quienes criticamos el velo, y para la campañan de ‘Stop islamofobia’, lo que se hace es difundir más y más mujeres con velo. La forma de bloquear la crítica es: ahora todo el mundo estará obligado a poner a mujeres con velo para que se vea que esto no se puede criticar. No exagero.»

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«Si Vox pusiera un cartel diciendo que la realidad del islam es un hombre con cuatro mujeres veladas y una de ellas una niña de diez años, lo denunciarían por islamofobia. Es tan asquerosamente cliché antimusulmán, que verlo puesto como imagen de promover el islam ya te hace dudar de si esa gente se ha enterado de lo que está haciendo o se están saboteando ellos mismos».

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