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Firma de Opinión del ex alcalde de Córdoba, Herminio Trigo
En un Estado de Derecho es clave el respeto a las leyes y al cumplimiento de las sentencias de los tribunales de justicia. Hasta aquí quiero creer que todo el mundo estaría de acuerdo, excluyo a los nostálgicos de las dictaduras.
Ciertamente los encargados de administrar Justicia están dando en algunos casos sonados, un ejemplo para nada edificante de lo que entienden por administrar Justicia, pero en cualquier circunstancia el respeto a sus decisiones es una condición sagrada en un Estado de Derecho.
Esto viene a cuento para recordar un litigio en la Mezquita Catedral que surgió con motivo del desmontaje de una celosía construida por Rafael de la Hoz para que pudieran tener acceso al interior los pasos de la cofradías y hermandades. Hay que especificar que la obra se hizo con la autorización de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Rafael de la Hoz hijo denunció el hecho a los tribunales, llegando hasta el Tribunal Supremo, todos ellos fallaron en contra del desmontaje realizado y obligaron a reponer la celosía en el lugar que ocupaba. La última sentencia se produjo en julio de 2021. Dos años y 7 meses después la sentencia no se ha cumplido y el silencio que rodea el caso augura que nadie de los condenados está dispuesto a cumplirla, ni siquiera el Cabildo que se dice dueño del edificio y que sería el obligado a hacerlo.
Si no se respetan y cumplen las sentencias ¿De verdad vivimos en un Estado de Derecho? ¿De verdad somos todos iguales ante la Ley? ¿Es incumpliendo las leyes como la Iglesia quiere administrar un bien Patrimonio de la Humanidad y Valor Universal Excepcional? Ese es un camino que nos lleva a la perdición.