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Visita del Papa a Madrid genera nueva ola de ‘indignados’

Controversia en España por el costo de organizar la estadía de Benedicto XVI, que llega este jueves.

Madrid está engalanada para recibir la visita del papa Benedicto XVI este jueves. Cuelgan carteles vistosos de casi todos los faroles, hay pancartas de bienvenida, los colegios y otros centros donde dormirán los peregrinos abren sus decoradas puertas y desde las ventanas de no pocos apartamentos se exhiben avisos simpatizantes con la Jornada Mundial de las Juventudes (JMJ).

La JMJ, que comienza el martes y termina el 21,  vivirá su momento más importante cuando llegue el Papa el jueves. Se cree que esta será la jornada juvenil más concurrida de las veinte que han tenido lugar desde que Juan Pablo II las convocó en 1984. Según la fuente que ofrezca el dato, se estima que llegarán a Madrid entre uno y dos millones de peregrinos (esta es la cifra que aportan los organizadores).

Sin embargo, crece paralelamente un movimiento que muestra su rechazo a la visita papal. Muchos de ellos son, incluso, católicos. 

Así no

Los católicos agrupados en Redes Cristianas y el Foro de Curas resumen su posición con una frase: "Así no queremos que vengas". 

Europa Laica, con cientos de iglesias y una cincuentena de organizaciones políticas y sociales, agrega: "De mis impuestos, al Papa cero". Ellos calculan que la visita costará cien millones de euros (muchos de ellos, del bolsillo estatal), aunque los organizadores aseguran que será la mitad.

Para demostrar su indignación, convocaron una manifestación para el 17 de agosto, al comienzo de la JMJ. El itinerario de la protesta se ha convertido en el tema de discusión con el gobierno.

Mientras se zanjan las divergencias sobre las calles por las que se desplazarán, la delegada Dolores Carrión tranquiliza a los peregrinos: "Tengan la seguridad de que no habrá ninguna interferencia de lo poco que queda en Sol [por las bases del 15-M], ni con ninguna otra concentración, derecho de manifestación, acampada o como quieran llamarlo".

Y por su parte, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, no ha dudado en denominarla la "manifestación antipapa".

A lo largo de esta semana los organizadores de la protesta han presentado tres rutas posibles y el Ejecutivo las ha prohibido. Cerca de cien asociaciones que participarán rechazaron el itinerario alternativo. Ante la advertencia de la Delegación del gobierno de que cumplirán con la legalidad "con todos los medios", el 17 se verá si la protesta tiene un desarrollo pacífico. La batalla por las calles, pues, parece parte de la guerra. 

Imagen lujosa

Redes Cristianas se opone a la imagen que se difunde del Papa, rodeado de ricos y de lujos, y cree que el dinero que se invierte en su visita se debería dedicar a obras sociales, en un acto que demostraría la cercanía de la Iglesia con los más necesitados.

Aunque el Estado correrá con algunos gastos (aparte de Madrid, otros municipios participan con el hospedaje de peregrinos y con actividades paralelas), la Fundación Madrid Vivo se ha encargado de recoger los fondos que sufragarán la visita.

Se trata de una organización presidida por el cardenal Antonio María Rouco Varela, que cuenta con patronos de lujo, como Emilio Botín (Banco Santander) y César Alierta (presidente de Telefónica). Son medio centenar de donantes, que desgravan el 80% de los aportes.

El director financiero de la JMJ, Fernando Jiménez,  explica que los fondos recaudados provienen de las inscripciones de los peregrinos, los patrocinios de las grandes empresas españolas y las donaciones individuales

Evaristo Villar, de la Asociación de Teólogos Juan XXIII y portavoz de 170 sacerdotes de parroquias pobres de la diócesis, critica el exhibicionismo económico de los organizadores.

Otros gastos

Los tres actos principales -misa en la Plaza de la Cibeles, vía crucis y misa de clausura en Cuatro Vientos- cuestan cerca de doce millones y medio de euros, que sufraga la organización.

La instalación de carpas y plataformas necesarias en los espacios, además del centenar de confesionarios que se distribuirán por el Parque del Retiro, suponen unos siete millones de euros.

Cerca de cuatro millones de euros se van en seguridad y acreditaciones, más cinco millones en los maletines de los peregrinos. El programa cultural y la guía para ellos ascienden a cuatro millones y se necesitan cinco más para gastos de oficina.

Hay otros costos que también es necesario contemplar, y que corren por lo general por cuenta del erario público. En cuanto al transporte público, por ejemplo, se emitirá un bono especial del que podrán disfrutar los inscritos en la JMJ, que costará un 80% menos que el regular. Esto significarán veinte millones de euros menos en la caja. Además, se contratarán cien empleados adicionales diarios para el metro, lo que suma 60.000 euros.

Hay algunos rubros difíciles de cuantificar. Los restaurantes con terrazas apostadas en las vías por las que pasará el Papa no podrán servir en las mesas exteriores; casi 700 establecimientos -colegios, centros deportivos, etc.- deberán hacer uso de servicios públicos, como luz y agua; habrá un impacto sobre los negocios de las principales vías que inusualmente se cerrarán al tráfico durante seis días: el centro, con Gran Vía y Recoletos.

Hay quienes se preparan para aprovechar la ocasión con ingenio. Los dueños de viviendas con vista hacia la ruta papal y especialmente hacia la Plaza de la Cibeles -donde el Papa celebrará la misa multitudinaria el jueves-, han alquilado sus balcones a buen precio. Por otra parte, muchos se disponen a salir a la calle para vender sándwiches y bebidas refrescantes a los peregrinos. Y los hoteles de la zona no dan abasto.

Luces sobre la JMJ

El martes arribarán los primeros peregrinos. Ese mismo día se reunirán en una misa en la Plaza de la Cibeles. El jueves llegará el Papa y por la tarde celebrará eucaristía en la esa plaza céntrica.  El viernes asistirá al Monasterio de El Escorial y, por la tarde, tendrá lugar un via crucis.

El sábado 20 se oficiará otra misa, esta vez en la Catedral de la Almudena. Y por la noche será la vigilia en el aeródromo de Cuatro Vientos, una velada a la que asistirán cientos de miles de jóvenes que pernoctarán allí para preparase para el acto central de la Jornada: la misa que celebrará el Papa el jueves.

El acto principal de la visita papal será esa misa, en las afueras de Madrid, a la que acudirán los Reyes españoles y la jerarquía de la Iglesia, en un espacio diseñado por el arquitecto Ignacio Vicens. Habrá una plataforma de 200 metros de largo y 24 de profundidad, y un árbol artificial que proporcionará sombra y generará una llovizna para bajar en tres grados el calor estival.

Ese esplendor, ese derroche de lujo y dinero, es lo que ha enardecido a los grupos que se aglutinan para criticar esta JMJ. Son los nuevos indignados.

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