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Vini, vidi, bici

La bendita y mariana ciudad de Sevilla (y cuando digo mariana me refiero afín a Mariano Rajoy) más que católica parece tierra de protestantes.  

 

 Me hace mucha divina gracia constatar una cuestión: la cerril oposición de los retrógrados de siempre al progreso, manifestado por un aluvión de artículos y referencias en prensa y medios de comunicación donde se critica, de una manera feroz e irracional, el impacto visual de las catenarias del metro de superficie sobre las procesiones que celebrarán estos intransigentes creyentes durante la Semana Santa. Del carril bici, mejor ni hablamos. A pesar del éxito de aceptación ciudadano no paran de despotricar en su contra.  

Expresiones que aunque pudieran parecer triviales son muy significativas a mi entender de la involución constante que ha sido la religión -especialmente la católica- a los avances del hombre. Sean estos científicos o intelectuales, técnicos o ideológicos, físicos o abstractos. 

Si por esos aprendices de brujos tribales del clero y sus seguidores fundamentalistas fuera, todavía andaríamos en taparrabos, sometidos a cualquiera de sus oscuras mitologías, creadas y fundamentadas en ese irracional miedo atávico que tiene el ser humano a lo nuevo o desconocido. 

 

Por este mecanismo psicológico inducido, promovido y aprovechado, la Iglesia Católica cometió crímenes como la Inquisición. 

 

Gracias no precisamente a Dios (al suyo me refiero) la razón va ocupando el espacio de la superstición y ya no se deslucen tampoco esas avenidas y plazas con la tortura y quema pública de herejes, cuyos pecados fueron entre otros defender argumentalmente que la tierra es redonda. O que nuestra procedencia no es una patraña mística ni ningún cuento infantil donde se asegura que venimos de unas figuritas de barro, sino de raíces animales evolutivas. 

 

Esto se puede constatar fácilmente por algunos ejemplares del clero actuales. Sólo hay que mirarles a la carita y las teorías de Darwin adquieren plena credibilidad, sin duda. Aunque el obispo se vista de seda… 

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