«Nos ha sorprendido la cantidad de material desorbitada que tenían para los jóvenes que son». En el Servicio de Información de la Guardia Civil no terminaban de creerse lo que pasaba ante sus ojos. Cientos de documentos, fotos y vídeos de propaganda yihadista en una plataforma usada para hablar de videojuegos. Tenían ante sí un canal de difusión no oficial de Daesh y a dos menores de edad manejándolo.
El pasado 28 de noviembre los dos chavales, de 15 y 16 años, fueron detenidos en Plasencia y Palma de Mallorca. Se les acusa de pertenencia a grupo terrorista, adoctrinamiento y autoradicalismo. El Juzgado Central de Menores de la Audiencia Nacional, tras tomarles declaración, envió a ambos a un centro de régimen cerrado. Ambos habían nacido en España, aunque sus padres eran de origen marroquí. Este jueves se conocía que la Benemérita ha detenido en Madrid a un imán y profesor de árabe en una mezquita de la capital, que trataba de radicalizar a su alumnos menores de edad y captar posibles candidatos para ingresar en el Dáesh.
Ambos jóvenes, a pesar de la distancia física, estaban perfectamente coordinados, hasta el punto de crear un «organismo no oficial» de propaganda del Estado Islámico. Los investigadores se sorprendieron por los «conocimientos muy avanzados» que tenían los dos, llegando a un nivel de sofisticación altísimo, hasta el punto de crear un logo propio para distinguir al canal de difusión.
La propaganda yihadista es la piedra angular de la ideología terorrista. Con ella consiguen que una persona se autoconvenza de los postulados de las organizaciones y puedan llegar a cometer atentados sin necesidad de una estructura orgániza. Tras la caída de los califatos en Siria e Irak, en la actualidad los canales no oficiales, como es el caso, han alcanzado una gran relevancia para el Daesh.
Según fuentes de la investigación, los dos menores habían creado una comunidad de «gran impacto y con gran alcance». El canal de difusión se creó en una plataforma que se suele utilizar para hablar, discutir o chatear sobre videojuegos, al estilo de Discord. Entre el mareial incautado había contenido explícito, decapitaciones, arengas yihadistas e incluso el juramento de fidelidad realizado por el autor del ataque terrorista ocurrido en Bruselas el pasado 16 de octubre, en el que murieron asesinados dos ciudadanos suecos.
«En este caso, ningún usuario de los que recibía los mensajes había dado la voz de alarma ni mostrado su rechazo a los mensajes, algo que nos preocupa», señala una fuente consultada. No es la primera vez que la Guardia Civil desmantela una red de menores radicalizados. En verano se produjo una operación similar en Cullera (Valencia) y Benavente (Zamora) en la que se desmanteló la «mayor estructura yihadista conocida en España» en el ámbito de la captación de jóvenes y menores de edad.
Horas y horas con una pantalla
Tanto la Guardia Civil como los expertos en la materia señalan que el inicio del fenómeno de menores radicalizados, que está al alza, se produce por el temprano acceso a internet y por el elevado número de horas que los jóvenes pasan delante de una pantalla sin control parental.
«Hay un problema de educación y de control, nadie les dice que enviar propaganda yihadista no se pude hacer», reflexiona el presidente del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), Calos Igualada. «No hay estudios que digan que los nativos digitales tengan más acceso a contenido terrorista, pero los indicios nos dicen que sí. Las plataformas han ido poniento controles para ello, pero es cierto que es muy fácil acceder a este contenido». Algo parecido al descontrol que hay con el acceso a los contenidos de violencia sexual explícita o vídeos pornográficos.
Para el analista, una de las grandes novedades del fenómeno de los menores radicalizados es que «actúan sobre otros jóvenes». «Los detenidos actuaban en plataformas relacionadas con los videojuegos, donde hay cientos de chavales y que es un campo y un lenguaje que dominan a la perfección».
Los menores de edad, como los adultos, no tienen un perfil concreto para radicalizarse, y eso es precisamente lo que dificulta la labor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, así como de los equipos de Inteligencia. «Si quieren cometer un atentado da igual la edad. Algunos de los terroristas de la Rambla y Cambrils eran menores de edad». Recientemente, en Alemania fueron detenidos dos adolescentes de 15 y 16 años por la sospecha de que preparaban cometer un atentado de corte islamista. «Estaban muy preparados», señalan desde la Guardia Civil.
El envío de vídeos de violencia extrema o con contenido yihadista se produce de manera habitual entre los jóvenes a través de aplicaciones como WhatsApp o Telegram. «La mayoría de las veces lo hacen como algo cool, para tener renombre social, pero estamos viendo que en muchos casos tienen intencionalidad», explica Igualada.
Aunque ha habido casos precedentes a los de Plasencia y Palma de Mallorca, los casos de radicalización de menores no tienen mucha publicidad. La Policía, la Guardia Civil y los estamentos judiciales se cuidan mucho de proteger la identidad de los implicados por su condición de menores. «Si este fenómeno se sigue produciendo, acentuando, deberían darse a conocer más como forma de prevención», sentencia el director del OIET