Quiero homenajear a Benito Pérez Galdós, a los 101 años de su fallecimiento; personaje ilustre de las letras hispánicas y ejemplo en la construcción de una sociedad laica donde la educación sea base y pilar de sociedades verdaderamente democráticas. Incluso pasó por Pamplona-Iruña haciendo proselitismo, se reunió con las Juntas del Comité Republicano y de la Juventud Democrática, no había terminado la primera década del siglo XX. En el año 1910, en Madrid, transcurrió una gran manifestación anticlerical, él encabezaba la comitiva junto a otros relevantes y abrazados personajes. Siempre la convulsa y tradicionalista España dividida en dos mitades hasta que llegó el fascismo y la puso en una única columna militar nacionalcatólica y retrotraerla al medievo; siempre, eso sí, ejerciendo la economía capitalista a ultranza: amos y siervxs con resultado de plaga, el covid y el cambio climático en ascendente desigualdad social. Quiero pasar al tema de abusos sexuales de la Iglesia y al Laicismo, dejando un sincero legado del humanista B.P. Galdós, que escribió a una de sus respetadas amantes en 1913: «Respecto a la cuestión religiosa, distinguimos entre el aspecto espiritual y el aspecto positivista que en dicha frase se encierran. Lo concerniente al puro ideal religioso es digno del mayor respeto; lo que atañe al clericalismo, que es un partido político inspirado en brutales egoísmos y en el ansia de dominación sobre las conciencias y aún sobre los estómagos, no podemos por menos de manifestar todos nuestros odios con tan ruin secta».
Han pasado años y empezada la tercera década del siglo XXI, y en Iberia, en el Estado español, no se ha desligado el poder terrenal del poder celestial que el dictador Franco dejó atado y bien atado con la firma del Concordato Iglesia Estado, hoy todavía sin derogar. Seguimos legalmente impidiendo que la Ley del Menor, en cuanto a delitos de abusos sexuales, se retrotraiga más allá de 30 años pasados, al franquismo puro y duro; nuestros casos, mi caso, es anterior, tiene más de 50 años… y el dolor –sin justicia– no prescribe. Cómo es posible, ¿por qué? Sencillamente, la Iglesia Católica Romana tiene un poder terrenal desmesurado desde Constantino –siglo IV–, y sirve para adormecer conciencias y se siga robando al pueblo en nombre de no sé qué diosxs. Como casi siempre en la historia se necesitan traidorxs para mantener la ignominia y en nuestra geografía hispánica, por prebendas y privilegios, haylxs a patadas (en la mani de 1910 estaba un tal Pablo Iglesias, fundador de los socialistas de la Conjunción).
Antes de cofundar la Asociación Navarra de Víctimas de Abusos sexuales de la Iglesia ya pertenecía como activista a Europa Laica/Laikoa, es decir, se tiene conciencia y constancia del problema que tenemos en el Estado español con la educación todavía; con dinero público se subvencionan escuelas que adoctrinan en la diferencia, en el derecho/la libertad! ante la desigualdad por herencia divina, ¡por que así lo quiere dios! inventadxs por humanos muy misóginos y militarizados, eso sí…hasta la OTAN de hoy.
Hoy trabajamos la necesidad de laicidad atexs, agnóstcxs, cristianxs de base, cristianxs por el socialismo, etcétera, por una sociedad laica/laikoa, fuera de cualquier privilegio, como se redactó al Cristo de las Bienaventuranzas; sin inmatriculaciones, sin casilla IRPF en la renta, con IBI… y otras pecaminosas y delictivas actuaciones terrenales.
Termino con una nota de don Benito dedicada al introductor de la neuropsiquiatría en el Estado español, José M. Esquerdo, y asistente a la mani de 1910: «Apóstol y caudillo de dos religiones: la Ciencia y la República». Pues eso.
El autor es miembro de Europa Laikoa / Laica y Asociación Víctimas Abusos Sexuales