El colectivo musulmán asegura que se trata de «falsas acusaciones» y culpa a la asociación vecinal Isidoro Máiquez de apoyar a las meretrices
Vecinos, comerciantes y prostitutas del casco antiguo se enfrentan a la Comunidad Islámica. La crispación entre ambos grupos ha estallado con acusaciones de coacciones, amenazas, agresiones y falsas denuncias mutuas que ha hecho que el ambiente en algunos lugares sea ya insostenible. Los enfrentamientos, a veces a plena luz del día, se suceden en las calles San Cristóbal la Larga, Villalba, Saura y Beatas, donde las trabajadoras del sexo continúan ejerciendo con total libertad en mala convivencia con el colectivo musulmán que ha estado recogiendo firmas para que el Ayuntamiento las eche del centro.
Desde la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo Isidoro Máiquez, su presidente, Jaime Gómez, aseguró que la convivencia es ya imposible. Dijo que los comerciantes se quejan de que los inmigrantes y vecinos ya no entran a las tiendas de la zona porque son coaccionados por grupos de islamistas que se emplazan en las esquinas de esas calles y les amenazan y presionan para que no compren en ellas.
Un ejemplo de esta situación lo relató a este diario la dueña de la tienda de golosinas Kalareme, ubicada en la calle San Cristóbal la Larga, Carmen González. «En el último mes y medio mis ventas han bajado muchísimo. Hay menos clientes y es porque los islamistas amenazan a la gente para que no entren aquí. Pero no sólo en mi tienda sino en la gran mayoría de comercios de la zona», señaló esta comerciante.
En otros negocios de la zona ocurre algo similar. En la carnicería de la calle de la Beatas, junto al clausurado bar Taurino, «el dueño tuvo que tirar la semana pasada toda la carne porque casi nadie entra a comprar. En el locutorio pasa lo mismo» aseguró Carmen González.
Hasta las propias prostitutas se han quejado en la Asociación de Vecinos y denunciado agresiones y amenazas de grupos de religiosos exigiéndoles que abandonen la zona. «Intentan tomarse la ley por su mano y a eso no hay derecho», explicó un representante de los vecinos que prefirió mantenerse en el anonimato por miedo a represalias.
«Que lo demuestren»
El presidente de la Comunidad Islámica Ennour de Cartagena, Yazid Kouidri, niega de forma rotunda las acusaciones de los representantes de los vecinos, comerciantes y prostitutas. «Si es verdad todo lo que dicen, ¿por qué no lo demuestran con denuncias? No tiene sentido que nos acusen de poner a islamistas en las calles para impedir que entren a los comercios», dijo el portavoz de ese colectivo.
En su opinión son falsas acusaciones, porque aseguró «hemos estado recogiendo firmas para pedir que desaparezcan de allí las prostitutas y los burdeles que tienen montados. Los vecinos están a favor de ellas». Yazid Kouidri no entiende por qué les acusan de intentar boicotear a los dueños de las tiendas. «¿Qué ganamos nosotros con eso?», dijo este vecino.
La comunidad musulmana estuvo recogieron alrededor de trescientas firmas de colectivos musulmanes, vecinos y colegios de la zona y las enviaron anteayer al Ayuntamiento para pedir el cierre de burdeles que proliferan por las calles del casco antiguo.
«Nosotros sólo queremos que desaparezcan las prostitutas de aquí, crean mala imagen y cada vez pasea menos gente por estas calles», añadió Kouidri.