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«Valores» religiosos vs mandato de la ley: ¿Rezar en un lugar de estudios?

El hecho de que la educación en Argentina sea laica ha sido objeto de interpretaciones más que de acatamiento. Por ejemplo, algunos creen que puede sortearse el histórico planteo de la ley 1420 con el ecumenismo o la pluralidad, cuando eso no es precisamente mantener al margen de los centros de formación educativa del Estado la cuestión religiosa, sino justificarla. En ese sentido, hay una grieta en la actual gestión de Gobierno a nivel nacional. Tal como lo citó el diario El País a raíz de la polémica situación de Salta en donde los discriminados son los no religiosos en las aulas, el exministro de Educación, Esteban Bullrich, afirmó que «en las escuelas públicas debe haber enseñanza de la religión, no solamente de una». Pero su sucesor, Alejandro Finocchiaro, al recibir esa referencia de parte de los periodistas se mostró cauteloso. Aseguró que la ley 1420 es «una de las tres más importantes de la República Argentina» y a partir de ella «la educación en la República Argentina es laica, gratuita y obligatoria».

El debate resurge en Mendoza a raíz de un debate que se dio entre expertos en Seguridad en torno a un hecho que sucede, «por naturaleza y no por violación de la laicidad» -según la opinión de algunas personas vinculadas al caso- en el Instituto Universitario de Seguridad Pública, el IUSP. Se trata del centro de formación de los futuros policías, que es regido en simultáneo por el Poder Ejecutivo provincial y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). Allí se enseña a respetar y a hacer respetar las leyes. Sin embargo, periodistas de MDZ recibieron la noticia de que a la hora del almuerzo se reza, en agradecimiento de los alimentos, en una situación que sucede ante la vista de las autoridades, docentes y en la que participan todos los alumnos, sean o no creyentes.

Para un creyente esto puede resultar auspicioso o un dato menor. Inclusive -de acuerdo a los debates previos a la publicación de esta situación- algunos señalaron que responde a «valores culturales de los estudiantes que se imponen». Pero hay que recordar que se trata de un centro de formación policial. Hay muchos otros «valores culturales» que a veces son disvalores, que pelean por imponerse: creer que los delincuentes responden a determinadas características, suponer que el «olfato» policial es más valioso que el dato, el diagnóstico o los hechos concretos, por ejemplo. Y no es así. Para ello el Estado destina recursos: pretende despojarlos de prejuicios para que puedan asumir un rol único, el de ser guardianes de la ley. Hasta pone un arma de fuego en sus manos, con capacidad de herir y hasta matar. Y ello no puede quedar al arbitrio de «cuestiones naturales», «valores familiares» o «sensaciones espirituales», sino estrictamente regidas por leyes, normas y protocolos de actuación.

¿Que hacemos entonces? ¿Hay que prohibirles orar en agradecimiento por sus alimentos que provee, concretamente, en este caso, el Comedor Universitario de la UNCuyo? Algunas discusiones previas ante el conocimiento de esta situación dejaron en claro temores, jurisdicciones y actitudes de los que deben tomar la decisión de prohibirlo o permitirlo. Y hay una salida posible: reglamentarlo.

Así, algunas voces mostraron temor a las reacciones por la prohibición, habida cuenta que no solo en muchos despachos del propio IUSP hay impuestas figuras religiosas, sino que en el Estado, hasta el propio presidente de la Corte, admitió tenerlas y hasta que «dialoga» con el Más Allá ante situaciones difíciles. Entonces, una línea justificadora de lo injustificable tensa la situación, pero la sostiene en pie.

La ley 1420 dice que solo podrá dictarse religión en las escuelas fuera de horario de clase. Es decir, lo admite, aunque fuera del esquema educativo formal. Reinterpretándola, quiere decir que cada uno que quiera hacerlo podrá avocarse, pero en forma personal y sin empujar al resto hacia su creencia.

En el comedor del IUSP se vive de una manera abierta y sin restricciones: a la hora de comer, se reza y en voz alta, para todos y con todos.

Entonces están los que piensan salidas:

– Que los que quieran impartir un rezo a toda voz, estilo oficio religioso, entren 5 minutos antes que el resto.

– Que quienes sientan vocación de agradecer a Dios los alimentos lo hagan junto al resto, pero en silencio, para sí, sin pretender captar la atención ni ser imitados por el resto.

– Que no se rece ni agradezca ya que no es el lugar ni el momento.

– La solución a lo Bullrich: que vaya todas las religiones y hagan lo suyo en el mismo o diferentes momentos. Lo cual desvirtuaría el objeto central del centro de estudios, que es la formación policial.

Este asunto podría haberse planteado en forma escandalosa o así, como lo estamos haciendo. Pero sí es un tema del que hay que hablar y ni siquiera admite discusión, sino busca una solución. No puede una autoridad de cada casa de estudio imponer sus valores religiosos personales sobre el resto, bajo ningún punto de vista. Esto es, además, no premiar a los que coinciden y mucho menos castigar a los que no lo siguen.

Porque si así fuera, dentro de esos valores/disvalores y toda la tergiversación para la que se prestan las cuestiones religiosas con toda su fuerza categórica para quien las sostiene, haría, por ejemplo, que pronto tengamos otra noticia: «Mientras unos alumnos del IUSP rezan, a otros los hacen hacer salto de rana por negarse». Todos es posible, aunque ojalá que no, que impere la ley y no quien impera sobre ella.

Es que el Instituto Universitario Seguridad Pública tiene como función la educación de los futuros policías, ergo, debe respetar la laicidad de la educación consagrada en la Constitución de Mendoza (art. 212, inc 1). El abogado constitucionalista especializado en cuestiones religiosas Carlos Lombardi, afirma al respecto que «si en esa repartición practican un rito religioso, estarían violando esa norma».

Abunda Lombardi en que «el Estado no puede estar privilegiando ritos ni prácticas de ninguna religión. De eso se trata la laicidad: respeto a la libertad de conciencia y pensamiento, sin privilegios para nadie. Ese tipo de prácticas, deben quedar en la privacidad de cada aspirante a policía que curse sus estudios en el referido instituto», dijo.

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