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Yamandú Orsi conference

[Uruguay] Laicidad a debate: Por qué el presidente Orsi rechazó el rezo interreligioso que Lacalle Pou avaló en 2020

El gobierno entrante pone como prioridad la laicidad a la hora de conversar con las religiones, mientras que el cardenal Sturla afirma que “la Iglesia es partera de la patria”. ¿Está en riesgo es separación?

La Confraternidad Judeo Cristiana, integrada por líderes católicos, judíos y evangélicos, intentó replicar este año un acto interreligioso para “rezar por el nuevo gobierno”, similar al que en 2020 congregó en la Catedral de Montevideo al presidente Luis Lacalle Pou y su equipo en un evento polémico.

Sin embargo, la propuesta dirigida al gobierno electo de Yamandú Orsi no obtuvo respuesta, reavivando el debate sobre los límites entre Estado y religión en un país que se declara laico desde 1919.

La Confraternidad, que desde esta semana presiden el cardenal Daniel Sturla, el rabino Daniel Dolinsky y el pastor Jerónimo Granados, buscó coordinar una reunión en el Plaza Alemania para organizar una ceremonia ecuménica al asumir Orsi.

Sin embargo, fuentes de la institución confirmaron que no hubo confirmación ni interés por parte del futuro gobierno. Con la ausencia en este evento, ¿Uruguay parece optar por mantener bajo el brazo su tradición laica, o ingresa en un debate espinoso?

El laicismo es prioritario para el gobierno entrante

El silencio contrasta con lo ocurrido en marzo de 2020, cuando la imagen de Lacalle Pou y sus ministros en la Catedral, publicada en el portal de Presidencia, generó críticas de sectores políticos —incluyendo al Frente Amplio y el Partido Colorado— y religiosos, como la Iglesia Metodista, que advirtieron sobre una violación a la laicidad constitucional.

En aquel momento, el cardenal Sturla defendió el acto argumentando que “la laicidad no inhibe el hecho religioso” y que “lo católico es parte del Uruguay”.

Desde el entorno de Orsi se indicó que se apostará por invitar a referentes de todas las religiones a la asunción presidencial del 1° de marzo, evitando así un evento específicamente religioso. La decisión refleja una cautela aprendida tras las críticas de 2020, cuando incluso dentro de la Confraternidad hubo disidencias: el pastor metodista Raúl Sosa calificó aquella ceremonia como un “riesgo para la laicidad”.

¿Dónde está el límite entre el Estado y las religiones?

La Constitución uruguaya establece que el Estado “no sostiene religión alguna” (Art. 5°), pero el debate persiste sobre cómo interactúan las autoridades con expresiones religiosas. Para organizaciones como Uruguay Laico, el riesgo está en la validación simbólica: “Un acto en un templo, con autoridades en ejercicio, puede interpretarse como adhesión a una creencia”, explicó a este medio el historiador Ricardo Fraiman.

Sturla, en tanto, insiste en que la laicidad no debe negar el rol histórico de las religiones: “La Iglesia es partera de la patria”, declaró en febrero de 2020. Sin embargo, el cambio de actitud del gobierno entrente sugiere una mayor prudencia.

Mientras la Confraternidad insiste en que su propuesta buscaba “unir, no dividir”, analistas destacan que la laicidad uruguaya —una de las más estrictas de América Latina— exige neutralidad. “El Estado no puede avalar actos que, aunque interreligiosos, privilegien lo espiritual sobre lo civil”, señaló la abogada constitucionalista Valeria López.

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