El proceso de secularización iniciado a mediados del siglo XIX convierten a esté país en el más laico de Latinoamérica
Durante siete días, Uruguay se detiene y deja en suspenso las cuestiones mundanas. En esta semana que termina las oficinas públicas han estado cerradas, no ha habido clases en las escuelas y el Parlamento no ha sesionado. Son días de fiesta en todo el país: espectáculos musicales, festivales gastronómicos, ferias cerveceras y jineteadas han copado la Semana de Turismo, como se denomina oficialmente aquí a la Semana Santa desde 1919. Y como es habitual, no abundan los programas de recogimiento espiritual y menos de abstinencia, siguiendo la tradición laica que está en la matriz de esta sociedad, la menos religiosa del continente según un informe de Pew Research Center. En esa investigación, Uruguay figura como el país más secular de América Latina, con un 37% de su población sin afiliación religiosa, cuando el promedio continental se sitúa en el 8%.