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Una víctima de McCarrick lleva los abusos del excardenal a la ONU

John Bellocchio ha escrito una carta a la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos para que se investigue al Vaticano por la gestión de los casos de abusos

“Durante décadas, la Iglesia católica de Roma, en su forma de Estado en la Santa Sede, ha sido cómplice de crímenes contra los niños y de la violación de muchos acuerdos internacionales, incluida la Carta de las Naciones Unidas sobre la Protección de la Infancia, la cual firmó en 1990”. Estas son las palabras que ha dirigido John Bellocchio, una de las víctimas del ex cardenal Theodore McCarrick, a Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile y actual alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en un intento de denunciar la actuación del Vaticano durante décadas ante los casos de abusos sexuales a menores.

Bellocchio, que fue entrevistado por Vida Nueva a finales de 2020, asegura en su misiva que la Iglesia “tiene registros ocultos de fiscales civiles sobre clérigos acusados de irregularidades sexuales con niños para que salgan libres o para ayudarlos a esconderse” y ante lo cual “continuó pagándoles sueldos y pensiones, sin cooperar con las autoridades civiles y las investigaciones penales en los Estados Unidos y en el extranjero”. Asimismo, Bellocchio subraya que, al tratarse de las víctimas, la Iglesia solo “habla de boca para afuera”, mientras continúa “esta atroz violación de los derechos humanos de los niños”.

Rendir cuentas

Bellocchio se muestra consciente de que se trata de un “problema global que requiere una solución global”, ya que, su experiencia, “tan terrible como fue”, es la misma que la de “cientos de miles” de niños en el mundo. Ante esto, declara que “es hora de que la Santa Sede como país, no el catolicismo como religión, rinda cuentas”. De hecho, matiza que “este problema no debe verse como una caza de brujas anticatólica, sino más bien como una investigación sobre un estado que se ha comportado como una nación rebelde, burlando normas internacionales y obligaciones de tratados para mantener intactos sus secretos”.

“Como víctima de un acto atroz que fue, ahora sabemos, tolerado y encubierto por el Santa Sede como país independiente en violación de las obligaciones de sus tratados, estoy solicitando formalmente en este documento que nombre a un Relator Especial para investigar los muchos lapsus de la Santa Sede”, asevera, insistiendo en que no se trata de un ataque contra la religión. ¿Vamos a tolerar los horribles crímenes cometidos contra los niños, una clara violación de los derechos humanos, simplemente porque la Santa Sede es un país independiente que resulta ser un ¿teocracia? No debemos permitir esto, porque si lo hacemos, los niños continuarán siendo violados en de las peores formas, y más allá de eso, la Santa Sede seguirá eludiendo sus responsabilidades ante la comunidad internacional”, explica. “Nada de esto puede tolerarse”.

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