Su fundador, Mario Alfredo Mingolla Montrezza, un narcotraficante que cumplió pena en el Brasil además de ser informante del Batallón 601 en años de la dictadura, integró las huestes paramilitares en América Central. Una copiosa documentación, con registros en la web, señalan a la secta denominada Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava, establecida en San Vicente, provincia de Buenos Aires, en su estremecedora y abismal desnudez.. Su actual pai o patriarca, llamado en el vecindario “el gordo Franc”, es el tiempo presente de esta historia oscura, que llama a la reflexión.
El Papa Francisco suele insistir con firmeza en el flagelo de las sectas, y sitúa a éstas como el resultado de una flaqueza de la fe a la vez que las amonesta con vigor por el daño familiar y social que producen. Aunque el caso de la secta autodenominada Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava va ciertamente mucho más allá. Y sorprende.
Esta secta, fundada por un conocido elemento paramilitar –Mario Alfredo (o Alberto) Mingolla Montrezza, que acopia numerosas acusaciones por crímenes de lesa humanidad, también en el exterior–, conjuga su oscura razón de ser con su estigma fundacional, entre los pliegues de una coherencia de mugre, impostación y desvarío (1).
Así, en esta historia patética desfilan mezclados agentes de inteligencia, monseñores a la violeta, ajusticiados, textos religiosos y misas, tanto como grupos de la ultraderecha europea, que en algunas publicaciones son señalados como fuentes de financiación (2). No obstante, sus humildes fieles rezan ausentes, entregados, suspiran y creen.
Hablar del citado personaje es hacerlo de un hombre oscuro, con participación decisiva en la cruenta represión en América Central en los ’80, también de un narcotraficante con condena en el Brasil, y finalmente como una de las personalidades clave de la secta mencionada, donde ofició como “Obispo Christian” y como “Valerian de Silio”.
Además de la extensa nota incluida en Tiempo Argentino, en enero de 2013, y de los documentos extendidos por el Ministerio del Interior de Bolivia y por el Ministerio de Relaciones Exteriores nacional, los papeles críticos dedicados a revelar las andanzas de esta secta superan largamente el centenar de links.
Con el comienzo del siglo
Establecida en los suburbios de San Vicente, e ideada primero en el Brasil, esta secta sufrió pronto los embates de una serie de notas periodísticas que la ponían en evidencia a partir de sus personajes non sanctos de gran bagaje, devenidos obispos y monseñores de una semana a otra, entre la desconfianza o la indiferencia del pueblo local.
La pequeña capilla así se llenó los domingos de misa de extraños hombres que con atuendos rimbombantes, como salidos de la arcaica Konstantinopla, iban recibiendo a los escasos y humildes fieles que venían “en búsqueda de Dios” desde zonas distantes y deprimidas del conurbano, como Solano, Barrio San José, Rafael Calzada, etc.
Tanto el temerario Mingolla como el pai Franc Primozic, su sucesor desde 2009, hicieron uso y abuso de sus atuendos inusitados y ridículos, que fueron impresionando a una feligresía de gente pobre en su mayoría, que poco fue entendiendo de los términos de estos “obispos y monseñores” durante esos prolongados rituales.
La nota breve de Indymedia, citada y que vale la pena consultar, habla de un reducto de nazis en San Vicente, también de sus fuentes de pertenencia y financiación, pero todas las ediciones aludidas subrayan la participación intensiva de Mingolla como informante del Batallón 601 y como íntimo colaborador en los llamados “vuelos de la muerte”.
Donde se come no se ensucia
No hace falta observar mucho para comprobar que esta llamada secta Ortodoxa Bielorrusa Eslava se corresponde, palmo a palmo, con una discursiva análoga a la de los sectores de la ultraderecha europea más recalcitrantes, que, por otra parte, tanto en diálogos y rezos, siempre desconocen o soslayan.
Pero naturalmente no todo se circunscribe a esos planos. Podemos seguir las andanzas de su Obispo mayor en el trabajo acerca del poder paramilitar y el narcotráfico, en su capítulo Bolivia, titulado “Narcotráfico y política: el poder de la mafia”, editado por el equipo Nizkor de investigadores.
De cualquier forma, la cabeza de este grupo parece tener muy en claro que en San Vicente tienen el campo social y religioso entre restringido y vedado, por más que ofrezcan color, “palabra de Dios”, almuerzos y rimbombancia, y así aproximan vecinos y fieles de otros lugares e inclusive de la lejana Capital, por el quehacer cuasi militante de las siempre dispuestas nazareas.
El gordo Franc toca la guitarra…
y toca de oído, como ocurre en la mayoría de las sectas, con un discurso ligero, donde se rasguña de todo para producir una sugestión que atraiga y encierre; lo demás trata de la especulación en las relaciones. Por momentos su horizonte discursivo es una mezcla de libro apócrifo y de edición coleccionable de “Uno mismo”. La historia los condena, y se la trata de tapar con confraternidad al paso y con todo lo que se tenga…
Esta secta autodenominada Ortodoxa Bielorrusa es la que más “obispos y monseñores” ha producido en el menor periodo, con una pléyade de nazareas humildes que van surgiendo y tomando tareas de una semana para la otra. Es casi mágico, aunque no lo es, todo lo que sucede en ese predio, donde muy pocos saben de qué versa esta historia.
El diario Esquiú de Catamarca, en su edición del 30 de junio de 2016, aborda en el curso de la nota de tapa a la familia Mingolla, se refiere al tal Mario y da cuenta de un prontuario, donde se suman el narcotráfico y la prostitución infantil. Está claro, muy claro y sobre la mesa, el perfil de una secta, que hace del doble discurso hacia sus creyentes el pérfido pan de cada día. (3)
Asimismo, sus ediciones en la web, tanto en blogs como en videos, implican un trabajo de armado y pegado intenso, y sólo están destinadas a los menos avisados y a los más cándidos creyentes, que obviamente son el plato fuerte de estos “obispos y monseñores” de conurbano adentro, que no cuentan con fieles locales ni de barrios vecinos.
Los métodos del gordo
En sólo tres meses, y bajo su reiterado latiguillo “estamos para unir a las familias”, este gordo esloveno (algunos vecinos afirman que es un croata), hace colapsar cualquier matrimonio, u obliga a la otra parte a no faltar a las “fraternales” misas del domingo. Retiene, sugestiona, muestra su atuendo colorido hasta la punta de sus zapatos, y obsequia, a través de sus nazareas, paquetes de galletitas y fideos.
Pero el colapso no se hace esperar, aunque algunas veces se deba aguardar un poco. De cualquier forma, la mayoría de los hechos son más bien impredecibles, como las separaciones conyugales, y hasta los embarazos, como por ejemplo el de una fiel creyente, que llegaba a las misas con su madre, y que el pai Luis, hombre casado en nupcias con una nazarea, supo pronto reconocer como propio.
Pareciera que la secta quiere ser la gran familia, hecha de retazos de unas y de otras, no sin esmero, y donde el poder de administrador único decida sobre cada uno, en medio de un humo de contenidos sorprendente, y en lo que parece un libreto religioso de chatarreo, o una muestra forzada de godos y malinches.
Las nazareas dan amor y alegría
y, se quiera o no, dan información “inocente” y sensible a la cabeza de un grupo, de bagaje decidido, al que nos hemos estado refiriendo, entre noticias del Batallón 601, “los vuelos de la muerte”, prisiones por narcotráfico y referencias al golpe del general García Meza, en Bolivia, como destaca el ensayo “Narcotráfico y política” (4), ya mencionado, con el Obispo Mingolla siempre en el frente.
La total libertad de acción, sin ningún tipo de controles, ha precedido el accionar de esta secta patriarcal, que se enseñorea en el lejano conurbano. ¿Hasta cuándo?, cabe la pregunta. Existe más de un centenar de testimonios y denuncias que la caracterizan y señalan. Aunque con el nueva administración local de Cambiemos parece ir tomando cada semana nuevos aires. Los hombres sombríos de la fe buscan afirmar sus cuevas.
Eduardo Dalter
NOTAS
1. Ricardo Ragendorfer: diario Tiempo Argentino; Buenos Aires, 27 de enero de 2013.
2. Indymedia; Buenos Aires, 9 de septiembre de 2011.
3. Diario Esquiú; Catamarca, 30 de junio de 2016.
4. Narcotráfico y política: el poder de la mafia; ediciones Nizkor.
Algunos enlaces importantes
Nota de Tiempo Argentino, enero de 2013 “Obispo” Mario Alberto Mingolla, un siervo del terrorismo de Estado
http://www.derechos.org/nizkor/arg/doc/mingolla.html
Documento Cancillería argentina/ Detención de Mingolla incluye informe del Ministerio del Interior de Bolivia
http://desclasificacion.cancilleria.gov.ar/ca-1607-detencion-alfredo-mario-mingolla-0
Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava Iglesia Nazi en Argentina/ Agencia Indymedia
http://argentina.indymedia.org/news/2011/09/792184_comment.php
“Narcotráfico y política: el poder de la mafia”, ensayo
http://www.derechos.org/nizkor/bolivia/libros/cocacoup/cap3.html
Libro “Operación Cóndor/ Los vuelos de la muerte” (1999)
(edición completa)
goo.gl/A9jyI1