La Iglesia Católica ha tomado conciencia de la amenaza.
El Papa Benedicto XVI llegará a México el 23 de marzo para pasar tres días predicando a los conversos, principalmente.
México es uno de los grandes países católicos del mundo: el 83% de su población 112M son leales al Vaticano y la Basílica de la Ciudad de México de la Virgen de Guadalupe rivaliza con la de San Pedro en Roma, como la iglesia más visitada del mundo católico. El Papa se quedará en Guanajuato, el estado más devoto de México, donde el 94% de la población es católica. Mucho antes de su visita, los carteles se acercaron para dar la bienvenida al pontífice (aunque muchos muestran su predecesor).
Sin embargo, fuera de las calles bordeadas de banderines de Guanajuato, el agarre por el Vaticano se está debilitando. La participación de los mexicanos católicos se redujo en cinco puntos porcentuales en la década de 2010. En 1970 la cifra fue del 96%. Muchas de estas almas han sido reclamados por el cristianismo evangélico, de los grupos importados como los bautistas, a los cultivados en casa sectas tales como Luz del Mundo. Los católicos ahora constituyen menos de dos tercios de la población, según publica economist.com.
La Iglesia Católica ha tomado conciencia de la amenaza. Rodolfo Casillas, un experto en religión en la universidad FLACSO en Ciudad de México, dice que el catolicismo ha "recuperado" algunas ciudades del sur en los últimos años. Sacerdotes como don Samuel Ruiz, un ex obispo de San Cristóbal de las Casas, quien murió el año pasado, han luchado para mantener la atención de la Iglesia en los pobres. Y bastiones católicos siguen siendo hostiles a sus rivales: el año pasado un exótico templo de Luz del Mundo en Guanajuato fue objeto de vandalismo.