Los jueces tienen potestad, o al menos eso parece, para decidir en todo. Y es que el último caso sorprendente nos lleva a Sevilla donde un joven de 8 años deberá asistir a clases de catequesis y en consecuencia a hacer la comunión por un auto que ha dictaminado la titular del Juzgado de Primera Instancia número 26 de Sevilla.
Según la información que publica el diario digital 'Andaluces.es' , el texto deja en el padre la decisión de que el joven acuda a esas clases, a pesar de que se haya confesado "no creyente". Toda esta situación se debe a que el propio padre del niño de 8 años solicitó ayuda a la justicia para que acudiera "incluso en fines de semana en el que le correspondiese disfrutar de la compañía de su madre".
Los padres del joven están divorciados desde hace unos años. Ambos tuvieron la custodia de su hijo. Primero fue la madre, a la cual se la retiraron por la negativa de éste a cumplir el régimen de visitas. Desde hace un año, los derechos legales del pequeño, con las iniciales D.J.O, pertenecen a su padre.
La madre se ha mostrado totalmente en contra de que se produzca esta decisión pero la justicia ya ha hablado: ignora su palabra y se ciñe a la resolución del auto que ha dictaminado y que destaca que el niño deberá ir primero a catequesis y más tarde hacer la comunión.
La propia madre del afectado pidió, por último, que la juez encargada del caso escuchara al menor pero esa petición también fue denegada.
Varias asociaciones del sur han denunciado esta situación y han afirmado que la "resolución judicial vulnera de entrada los derechos del niño y lo somete a un adoctrinamiento y a cumplir rituales". La polémica está servida.