Bolzano es el primer obispado que hace una investigación externa y choca con los datos de la conferencia episcopal, que solo cuenta 100 en todo el país. Un sacerdote ofició el funeral de su víctima tras su suicidio
La Iglesia italiana es la última de los grandes países católicos que aún debe afrontar los casos de pederastia en su seno, después de que España, Portugal y Polonia hayan empezado a hacerlo. Por fin comenzó a moverse algo en 2022 con la llegada a la presidencia de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) del cardenal y arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, que encargó un primer informe. No obstante, solo contabilizaba casos de los dos años anteriores en cada diócesis ―y no todas participaron―, y arrojó 68 acusados, con 89 víctimas. En 2023, se sumaron 32 acusados más, del año precedente, con 54 víctimas. En total, 100 acusados. Las asociaciones de víctimas criticaron estas cifras como ridículas y una auditoría pionera de la diócesis alpina de Bolzano-Bressanone les acaba de dar la razón. Sus datos, en un volumen de 631 páginas, destrozan la endeble estadística oficial de la Iglesia italiana: Bolzano admite 41 sacerdotes acusados en los últimos 60 años, desde 1964, con 67 casos de agresiones y 75 víctimas, el 68%, mujeres. De ellas, 59 eran menores. Además, el estudio señala que la información recabada es parcial y “debe presumirse un número igual de casos sumergidos”.