El festival Nosomospocos reivindica el «metal» sevillano
Es Viernes Santo, día de ayuno y abstinencia, y hoy arranca el festival heavy Nosomospocos, en la sala Q. Los organizadores admiten su osadía: «Le hemos echado narices porque ningún artista se atreve a hacer algo así en Sevilla». Pero la valentía se reduce a una cuestión de presupuesto. «Nos hacían una rebaja considerable en el local». Por eso y porque, según su portavoz, Rafael Esquivias, también es un buen día para romper tópicos. «Somos un cliché con patas: borrachos, melena larga y chupa de cuero». Y eso que Esquivias lleva el pelo corto.
Grupos amateur sevillanos de rock y heavy constituyen el reclamo de la segunda edición de un festival que se prolonga hasta mañana y al que asistieron unas 350 personas el primer año, la mitad de capacidad de la sala Q. «Queríamos traer a Rosendo para encabezar el cartel, pero no nos daba el dinero», lamenta Esquivias. A falta del mítico cantante de Leño, City of Clowns, Inconexa, Goaldreamers, Dloppers y Porcelina desafiarán a la tradición de vigilia hoy a partir de las 21.00. El sábado, Dragoncraft, Itálica, Zigurat, Nocheterna y Vaudan cerrarán Nosomospocos.
El nombre es una gracieta de Rock UPO, la asociación que lo organiza. «Es que no somos tan pocos», asegura su organizador. «Formamos una generación más alternativa que pretende dar la imagen de que los heavies no estamos locos». Y para conseguir su propósito, la empresa Unión Musical les ha prestado el equipo y la Universidad Pablo de Olavide (UPO) les ha dado 300 euros para flyers y carteles. En 2011 pretenden sacar el festival a la calle. «Queremos celebrarlo al aire libre».
Rock UPO está elaborando un registro de bandas heavies sevillanas. «Sólo para el festival, se presentaron una treintena». Aún así, se lo piensa antes de decir bandas míticas de la ciudad. «Claro, Triana son un clásico, pero ahora despunta Arsnova».
Desde hace dos años, el festival se gesta en la universidad. Con 150 socios, Rock UPO tiene un objetivo definido: «Decir que Sevilla es más que el flamenco, igual que un sevillano no viene gracioso de serie».
