En la sociedad y en la política rusa afloran síntomas de creciente intolerancia
Inocencia de los musulmanes ha sido declarada “extremista” hoy lunes por un juez de Moscú, después de que éste, con ayuda de un traductor, contemplara un fragmento de la cinta norteamericana en versión inglesa. Tras la decisión judicial, la película será incorporada a la lista de materiales “extremistas” prohibidos en todo el territorio de Rusia. El caso fue llevado a los tribunales por la Fiscalía General de Rusia y el juez responsable del fallo, Yevgueni Komissárov, ha demorado hasta el 5 de octubre la lectura de los fundamentos de su resolución, que puede ser recurrida en el plazo de un mes.
Google ha declarado que están dispuestos a bloquear el vídeo Inocencia de los musulmanes de la difusión en Rusia vía You Toube en cuanto reciban copia de la resolución judicial, según ha dicho un representante de Google a la agencia Ria Novosti.
El pasado viernes, un tribunal de Grozni, la capital de la región caucásica de Chechenia, falló en el mismo sentido que el de Moscú, pero aquella resolución tenía un valor limitado y no reunía los requisitos para tener validez en todo el territorio de Rusia.
“Un examen psicológico y lingüístico de una copia de la cinta confirma que su contenido aspira a provocar animadversión y odio religiosos y a humillar a la gente basándose en su origen étnico y actitud hacia la religión”, ha dicho la portavoz de la fiscalía, Marina Gridneva a la agencia Interfax. La fiscal, Victoria Máslova, ha declarado que la película contiene “materiales de carácter extremista”, los cuales “representan de forma negativa la religión islámica y contribuyen al incremento de la intolerancia religiosa”, según la agencia Itar-tass.
El tribunal moscovita desoyó la petición de la institución del defensor de derechos humanos de la Federación Rusa, que se manifestó en contra de reconocer la cinta como extremista. Además, un grupo de intelectuales se dirigieron al presidente Vladímir Putin para que la película no fuera prohibida. Entre los firmantes de la misiva están el galerista Marat Guelman (una de cuyas recientes exposiciones ha sido atacada por un grupo de tradicionalistas), el periodista de televisión Vladímir Kara-Murzá, el ecólogo Suren Gazarián, y el arquitecto Yevgueni Ass. La prohibición de la película en Rusia será una “página vergonzosa” y equivale a inclinarse ante “la testarudez de la barbarie, la incultura y el fundamentalismo religioso”, afirman los firmantes. Tania Lokshiná, de la ONG Human Rights Watch, ha considerado exagerada la prohibición y ha expresado su temor a que ésta pueda bloquear YouTube y convertirse en una censura de Internet.
En la sociedad y en la política rusa siguen aflorando síntomas de creciente intolerancia. El Consejo Popular, una organización de San Petersburgo, ha demandado a la marca de leche El Granjero Alegre por supuesta propaganda de la homosexualidad. El paquete de la leche en cuestión tiene dibujado un arco iris y el jefe del Consejo Popular dijo a la agencia Interfax que el “arco iris es el símbolo del movimiento homosexual y que por lo tanto la leche El Granjero Alegre supone una abierta promoción del vicio”. El consistorio de San Petersburgo aprobó en marzo una ley que multa la propaganda de la homosexualidad entre los menores.
Por otra parte, en un teatro de Rostov sobre el Don, en el sur de Rusia, se ha cancelado una representación de Jesucristo SuperStar, una veterana ópera de rock que muchos rusos vieron ya en época de la URSS. La representación, a cargo de una compañía de San Petersburgo, debía celebrarse el 18 de octubre, pero fue suspendida tras las quejas de un grupo de cristianos ortodoxos locales, pese a que Jesucristo Superestar había sido exhibida en Rostov anteriormente sin problemas.