"Un sacerdote brasileño anuncia en misa su paternidad" sorprendiendo a los "atónitos" fieles de su parroquia, dice la noticia del portal brasileño G1 (http://goo.gl/pqcrgC). Se añade que el hombre, de 32 años, dejó embarazada a una joven de la comunidad con la que, "por ironía del destino", "se involucró concretamente". Él no aclara esta cosa del destino, pero si reparamos en que la parroquia en cuestión es "Nuestra Señora de la Concepción", y que al sacerdote ya lo venían llamando "padre", podemos ir entendiéndolo.
El cura anuncia que "por eso colgará los hábitos", pero se ve que ya tenía, ya, el hábito de colgarlos de vez en cuando… o al menos de arremangárselos, cuando de "involucrarse concretamente" se trataba (siempre, eso sí, que el citado destino se pusiera irónico). Lo que estaría muy bien si, mientras tanto (bueno, supongo que no exactamente mientras tanto), no hubiera exhortado a los fieles a mantener la castidad; sin embargo se le perdona porque, sí, será hipocresía, pero es la hipocresía habitual.
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