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Un sindicato de curas rumanos inquieta a los obispos españoles

Con la disciplina o las ceremonias la Iglesia romana no quiere experimentos. Los límites en esas materias los marca el Código de Derecho Canónico, es decir, el Vaticano, por encima de las constituciones nacionales. Es la tesis, también, de la Conferencia Episcopal Española, pese a sentencias del Tribunal Constitucional español advirtiendo de que las libertades fundamentales y los derechos humanos merecen, todos, la misma protección. Esta mañana, en cambio, los obispos han proclamado que “el derecho primario de libertad religiosa” prima sobre el derecho a formar parte de sindicatos, por ejemplo. Lo han hecho en defensa de la Iglesia rumana y frente a una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que admite un sindicato de sacerdotes y laicos en ese país.

Dicen los obispos españoles en una nota de su Oficina de Comunicación. “La Conferencia Episcopal quiere mostrar su preocupación ante una decisión adoptada por los Jueces de la Sección Tercera del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo, que, si fuera ratificada, afectaría negativamente a la autonomía y a la específica organización y funcionamiento de las Iglesias y Confesiones religiosas y, por tanto, al ejercicio del derecho fundamental de libertad religiosa en toda Europa”.

Los obispos se refieren a una causa promovida contra el Gobierno de Rumania por negarse a inscribir como sindicato a un grupo de sacerdotes y laicos de la Iglesia ortodoxa. Según ellos, la creación de ese sindicato no es acorde con el ordenamiento jurídico canónico, europeo e internacional. En cambio, una sección del Tribunal de Estrasburgo ha sentenciado que la inadmisión del sindicato en cuestión sería contraria al derecho de libertad de asociación y la Gran Sala del Tribunal decide estos días si admite o no el recurso presentado por Rumania contra esa resolución.

Según los obispos españoles, la resolución en disputa se halla “en franca contradicción con puntos fundamentales y perfectamente consolidados de la jurisprudencia del alto tribunal europeo y pone en cuestión la seguridad jurídica de un derecho fundamental como es el de la libertad religiosa”.

Pero no solo en Rumania hay curas rebeldes. En Austria han vuelto a la carga los sacerdotes que el pasado verano se movilizaron en favor del celibato opcional y de la plena participación de mujeres y laicos en la Eucaristía. Aquel manifiesto provocó una conmoción en el centro de Europa, y ahora regresan con más apoyos y con "protestas por una Iglesia más creíble". "Decimos una y otra vez no a determinadas actitudes del gobierno de la Iglesia, centradas en las apariciones fugaces para administrar la comunión en lugar de ofrecer un hogar espiritual y emocional a los fieles”.

En Austria, como en otros muchos países europeos, se cierran parroquias con el argumento de la escasez de sacerdotes y los clérigos rebeldes reclaman la apertura del sacramento a laicos. “Es la escasez la que manda en vez de cambiar las normas nada bíblicas de la Iglesia para hallar una solución a la escasez. La ley está hecha para las personas, no al revés, máxime la ley de la Iglesia que solo está para servir al pueblo".

También están en desacuerdo con el derecho canónico cuando emite “un juicio excesivamente duro y sin piedad hacia los divorciados que osan volver a casarse, las parejas del mismo sexo que viven en familia, los sacerdotes que, rotos por el celibato, han iniciado una relación y hacia tantas personas que siguen su propia conciencia antes que una ley hecha por hombres".

El manifiesto tiene cinco puntos de protesta. Este es el último: “Decimos no cuando el derecho canónico emite un juicio excesivamente duro y sin piedad hacia los divorciados que osan volver a casarse, las parejas del mismo sexo que viven en familia, los sacerdotes que, rotos por el celibato, han iniciado una relación y hacia tantas personas que siguen su propia conciencia antes que una ley hecha por hombres.

Pero, entre las indisciplinas en marcha, la que más alarma ahora al Vaticano es la posible incompatibilidad con la liturgia oficial de las ceremonias del exitoso Camino Neocatecumenal, el movimiento de laicos liderado por el español Kiko Argüello (Francisco José Gómez de Argüello y Wirtz. León, 9 de enero de 1939), popularmente conocidos como los kikos. La Congregación para la Doctrina de la Fe está examinando si las misas neocatecumenales son o no conforme a la doctrina y a la praxis litúrgica de la Iglesia católica. La orden la ha dado en persona el papa Benedicto XVI, mediante una carta autógrafa, al cardenal William J. Levada, su sustituto como policía de la fe, porque se trata, según el pontífice, de un "problema de gran urgencia para toda la Iglesia”.

Los kikos recibieron el año pasado vía libre del Pontificio Consejo para los Laicos, incluido el aval para sus celebraciones litúrgicas y extralitúrgicas. La Congregación para el Culto Divino, que preside el cardenal español Antonio Cañizares, también dio su visto bueno. Pero el Papa no está conforme. Por ello pone en manos de su más estrecho colaborador, el cardenal Levada, todo el asunto, en la idea de que los kikos se están saliendo de la senda en la que habían prometido moverse.

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