Tres décadas de historias de fe y diversidad en Uruguay.
Los silencios y los recuerdos dolorosos subsisten en el tiempo hasta que aparece un momento propicio que les permite salir de las catacumbas al espacio público, reflexionaba el historiador y sociólogo austríaco Michael Pollak. La imagen de una catacumba, un lugar aislado, subterráneo y de alguna manera seguro o resguardado de un afuera hostil, un lugar de conversaciones no permitidas, de encuentros y rituales. Esta imagen se refleja en el relato de varias personas creyentes y de la diversidad sexual sobre lo que significó la Iglesia Metodista de la Aguada, en la que comenzó a funcionar el Encuentro Ecuménico de Liberación de las Minorías Sexuales (EELMS), a mediados de los años 90, como un lugar seguro donde vivir su fe y su sexualidad en libertad.