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Un movimiento pro-vida de más de 120 personas se organiza para rezar durante 40 días delante de la clínica Gynetrisur

El Gobierno se ha propuesto modificar el Código Penal para castigar con cárcel a quienes hostiguen a las mujeres que acuden a las clínicas abortistas.

Es frecuente ver como mujeres se han visto increpadas o coaccionadas con pintadas en las calles, hileras de fetos de plástico o concentraciones y cánticos a las puertas de las clínicas que practican la interrupción voluntaria del embarazo como la clínica Dator o la clínica Gynetrisur.

Por culpa de estas acciones las mujeres llegan a los centros con ansiedad y miedo y los trabajadores deben cambiar las citas concertadas ya que este tipo de intervenciones requieren de un estado de salud físico y psicológico en buenas condiciones. Además, muchas de las mujeres que acuden a estas clínicas deciden no denunciar porque la interrupción del embarazo sigue siendo un estigma y hay mucho tabú e implica revelar algo que no tienen por qué contar.

En el caso de las mujeres que acuden con su familia, la reacción es distinta ya que se sienten arropadas, aunque experimentan una gran indignación por los folletos que reparten los grupos por-vida, como por ejemplo, algunos que dicen que el aborto produce el aumento de cáncer de mama cuando no hay ninguna evidencia científica de eso.

En febrero de 2020, el Defensor del Pueblo pidió al Ministerio del Interior la protección de las mujeres que acuden a abortar y a finales del año pasado el PSOE planteó también la necesidad de crear zonas seguras alrededor de las clínicas para que las mujeres asistan libres de acoso.

Un movimiento pro-vida de más de 120 personas se organiza para rezar durante 40 días delante de la clínica Gynetrisur
Un movimiento pro-vida de más de 120 personas se organiza para rezar durante 40 días delante de la clínica Gynetrisur

En Francia, por ejemplo, este acoso esta tipificado como delito en su Código Penal. La obstaculización del aborto en el país galo podría alcanzar multas de hasta 30.000 euros y dos años de prisión.

Por su parte, Irlanda, después de que entrara en vigor la ley de interrupción del embarazo y se constatara la presencia de movilizaciones antiabortistas ante los centros, introdujo la posibilidad de crear zonas de seguridad alrededor de las clínicas.

«40 días por la vida»

Este año, desde el 22 de septiembre al 31 de octubre, la clínica Gynetrisur verá ante sus puertas un rezo en silencio de más de 120 personas que se han unido para llevar a cabo la acción 40 días por la vida, un movimiento que se realizará por primera vez en Córdoba después de que surgiese en 2004 en Estados Unidos. Mediante una plataforma, los voluntarios se están uniendo para que, en esas fechas, en horario de de 9:00 a 21:00, siempre haya como mínimo una persona que rece «por la vida del no nacido».

Los participantes de esta acción se han comprometido a actuar de forma pacífica, no promocionar ningún partido político, no obstruir las calles, no tirar basura a la acera o no amenazar ni entrar en contacto físico u ofender verbalmente a lo empleados o clientes de los abortorio, término usado por los movimientos pro-vida para designar a estas clínicas.

La vicepresidenta de la Asociación de Clínicas de Interrupción del Embarazo (ACAI) y directora de Gynetrisur, Eva Rodríguez Armario, ha calificado como una clara acción de hostigamiento que cada semana haya personas en la puerta de la clínica.

La estrategia ha cambiado

Rodríguez ha visto como a lo largo de los años la estrategia de estos grupos pro-vida ha cambiado: «Antes le echaban la culpa a las mujeres pero se han dado cuenta que eso no es bueno así que la culpa nos la echan a nosotros, a los profesionales, y nos dicen asesinos mientras que a las mujeres que van a abortar le espetan que van a matar a su hijo».

De momento, en España esta práctica no está penada en el Código Penal, aunque el Gobierno se ha propuesto modificarlo para castigar con cárcel a quienes hostiguen a las mujeres que acuden a las clínicas abortistas .

Mientras se modifica el Código Penal, los ayuntamientos, mediante una normativa municipal, pueden lograr que disminuyan las manifestaciones delante de las clínicas, tal y como han hecho en Málaga. Sin embargo, Córdoba carece de cualquier tipo de regulación al respecto.

Por otra parte, para la directora de Gynetrisur y vicepresidenta de ACAI, es muy importante que cuando las mujeres están dentro de las clínicas se encuentren con profesionales que quiten hierro a lo que ha ocurrido fuera y les transmitan alivio y tranquilidad ante el paso que dan.

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