El exdirector de un centro educativo de Santander ha recurrido los tres años de suspensión que le impuso la Consejería de Educación y sigue dando clases a la espera de la decisión del Tribunal Supremo
Un colegio público de Santander estaba a punto de cerrar por falta de alumnos en 2009. Al curso siguiente se refundó el proyecto educativo y las aulas se llenaron con los primeros 35 nuevos matriculados. Dos años más tarde recibió el Premio Nacional del XI Concurso de Experiencias Educativas. Este centro ubicado en el extrarradio de Santander, donde convivían familias de diferentes estratos sociales, se convirtió en un referente, en un ejemplo de educación de calidad. Era un centro escolar con un programa “pionero” que atraía numerosas matriculaciones.
Al frente estaba su director, que presumía de haber desarrollado un proyecto de innovación educativa singular surgido a raíz de las propuestas de un colectivo de padres y profesores recopilado en el manifiesto ‘A volar’. Junto a otros ocho docentes, el equipo directivo impulsó una “educación emocional” y una forma de aprender basada en competencias con gran implicación de las familias.
Diez años después se enturbió el proyecto. Algunas familias denunciaron que el director aplicaba a los alumnos terapias vinculadas a la Cienciología. La Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria investigó el asunto y acabó sancionándolo con tres años de suspensión por varios incumplimientos de sus funciones. Entre ellos, una falta grave por carecer de compatibilidad para ejercer como ‘facilitador’ de la terapia vinculada a la Cienciología.
El docente recurrió la sanción en los tribunales, pero el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 3 de Santander, en una sentencia del 2 de febrero de 2023, le dio la razón a la Consejería de Educación. El profesor recurrió al Tribunal Supremo y, a la espera de veredicto definitivo, sigue dando clases de Educación Física con un nuevo destino en otro colegio público de la capital de Cantabria.
Según la sentencia consultada por elDiario.es, los profesores del centro no llevaban un registro de las faltas de los alumnos, no levantaban actas de las reuniones del Claustro, no preparaban unidades didácticas y había retrasos e incumplimientos en la entrega de la documentación administrativa obligatoria.
El profesor sancionado, relata el texto, llegó a contratar a unos monitores de yoga para que diesen por él sus clases de Educación Física. En el colegio no se habían realizado elecciones para nombrar a los representantes del profesorado en el Consejo Escolar y para solucionar los conflictos se aplicaba la pseudoterapia del director vinculada a la Cienciología. Esto último fue lo que motivó la denuncia de algunas familias, un hilo que fue destapando el polémico funcionamiento del centro, según refiere la sentencia.
Denuncia de las familias
Un grupo de familiares de alumnos detectó en 2020 algunas cuestiones “inquietantes” que pusieron en conocimiento de la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria. El director del centro era a la vez “facilitador” de Access Consciousness, un movimiento de “control mental” vinculado a la Cienciología, al que los expertos atribuyen un “comportamiento sectario”. Sus redes sociales certifican la implicación en esta controvertida corriente y en sus pseudoterapias, que divulgaba en las aulas del colegio, como se podía comprobar en los videos con niños y niñas del centro que colgaban en redes sociales.
Las familias comunicaron por escrito a la Consejería que el director vinculó su actividad personal al colegio e impartió y coordinó talleres y charlas sobre herramientas de control mental de esta organización, sin permiso ni conocimiento de los padres. Además, ofrecía estas herramientas a familias especialmente vulnerables, según denunciaron algunos de los padres y madres del centro educativo.
La denuncia aterrizó durante la pasada legislatura en la mesa de la anterior consejera de Educación, Marina Lombó (PRC), antes de las vacaciones de Navidad de 2020. Como consecuencia, se inició una investigación de la Inspección Educativa que apartó a este docente de la dirección del centro y acabó por imponerle una sanción de tres años de suspensión de sus funciones el 14 de septiembre de 2021 por varias faltas calificadas como “muy graves” y “graves”.
En la sentencia consta que había introducido en su práctica docente elementos ajenos al currículo: “Técnicas pertenecientes a la organización de la que es miembro, Access Consciousness, con desconocimiento, en ocasiones, de los progenitores”, citaba textualmente el expediente. Estas pseudoterapias, la técnica denominada Access Bars, se aplicaron a alumnos de 5º y 6º de Primaria, en horario escolar, durante el curso 2020-2021.
De hecho, en ese momento había videos colgados en internet en los que se presentaba como director de un colegio en el que se aplicaban esas técnicas. El propio maestro reconoció que no se advirtió a las familias de los alumnos, como reafirman algunos padres y madres de los niños y niñas en declaraciones a elDiario.es.
Las actividades que desarrolló en el colegio público estaban vinculadas a los seminarios de “crecimiento personal” Access Consciousness creados por Gary Douglas, un antiguo agente inmobiliario en bancarrota inspirado por las enseñanzas de la Cienciología. “Compatible con un funcionamiento sectario”, según un informe de Miguel Perlado, experto en sectas del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña. Sus seguidores están convencidos de tener capacidades para sanar a los demás y prometen a sus seguidores todo tipo de logros personales y económicos, según explica.
La Consejería estaba informada
La Consejería de Educación de Cantabria estaba informada de la actividad, en principio particular, del docente. Él mismo solicitó la compatibilidad para impartir cursos de la organización Access Consciousness el 9 de noviembre de 2016. Es decir, cuatro años antes de la denuncia. Se trataba de una solicitud para ejercer una actividad “contratado por cuenta ajena a través de una sociedad cooperativa y para el curso académico 2016-2017”.
Desde la Dirección General de Personal de Cantabria no se le respondió en tiempo y forma y, posteriormente, la asesoría jurídica de dicha unidad emitió un informe declarando que se había producido “la autorización de compatibilidad por silencio positivo”.
Pero sucedió que nunca se le comunicó dicha autorización. Aun así, el director del colegio público comenzó a realizar sus charlas y talleres desde finales del año 2016 que, además, no se produjeron en los términos solicitados porque fueron por cuenta propia y no ajena.
Sanciones por incumplir sus funciones
No obstante, la sanción impuesta al profesor de tres años de suspensión de sus funciones fue mucho más allá. La Consejería constató una cadena de incumplimientos e irregularidades que se detallan en la sentencia sobre el caso, dado que el afectado recurrió los hechos ante la justicia. El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número tres de Santander rechazó sus argumentos y confirmó la sanción impuesta por las autoridades educativas.
Entre otras cuestiones, que el docente sancionado, que además de director era maestro de Educación física, “confió parte de su labor a terceras personas ajenas a la enseñanza”, reafirma la sentencia. Durante el curso 2018-2019 contrató, con dinero de la asociación de padres, a unos monitores para que diesen una clase semanal de yoga a los niños que sustituía a la suya, e incluso les dejaba solos con ellos.
La resolución judicial avala que tampoco cumplió con su deber de programar unidades didácticas, al menos durante el último curso, lo que derivó en que sus clases de Educación Física “carecían del rigor mínimo que se ha de exigir a un profesional de la docencia”. Además, durante la pandemia incumplió las instrucciones del protocolo sobre el uso de la mascarilla por parte del alumnado y las medidas higiénicas en sus clases, recoge el expediente consultado por este periódico.
Como director del centro, la Consejería también le imputó algunas irregularidades u omisiones calificadas como faltas “muy graves” y “graves”. La lista es larga: no coordinó a los docentes, no verificó el cumplimiento del contenido de las programaciones didácticas ni el seguimiento de las faltas del alumnado, no visó las actas del claustro ni algunas del Consejo Escolar desde el curso 2015-2016. Incurrió, además, en retrasos e incumplimientos: no entregó la Memoria del curso 2019-2020 ni la Programación General del curso 2020-2021, entre otras cuestiones.
La Consejería constató que se mostró “remiso y obstructivo” en el cumplimiento de su obligación de divulgar el proyecto educativo del centro, que no estaba a disposición de la comunidad educativa en la página web oficial del colegio. Otras de las cuestiones que se le achacan es que aplicó irregularmente las normas de convivencia. Decidió apartar de forma permanente a algún alumno de su grupo de referencia para ponerle con alumnos de un nivel inferior.
El antiguo director de este colegio público de Santander dejó el puesto, que ocupaba en comisión de servicio, y desde entonces está destinado en otro centro educativo de la capital de Cantabria. A preguntas de elDiario.es, la Consejería de Educación que dirige actualmente el consejero, Sergio Silva (PP), ha explicado que no puede comentar nada al respecto.
Se desconoce, por tanto, si el profesor sigue desarrollando esta actividad privada en paralelo a su función pública o si hay algún control para garantizar que no aplique estas terapias de la Cienciología con sus actuales alumnos. A preguntas de elDiario.es, el docente sancionado ha rechazado hacer declaraciones o valorar el expediente de la Consejería de Educación hasta que se pronuncie finalmente el Tribunal Supremo.