Un líder judío italiano dijo el domingo al Papa Benedicto XVI que su predecesor en el tiempo de la Segunda Guerra Mundial, Pío XII, debiera haber hablado con más fuerza en contra del Holocausto para mostrar solidaridad con los judíos que eran llevados a los "hornos de Auschwitz".
Los comentarios del presidente de la comunidad judía de Roma, Riccardo Pacifici, fueron realizados durante la primera visita del Papa a la sinagoga de Roma y se convirtieron en los más fuertes pronunciados en público por un líder judío al jefe de la Iglesia Católica.
"El silencio de Pío XII ante el Shoah (Holocausto) es algo que aún duele porque algo se debió haber hecho", dijo Pacifici al Papa.
"Quizá no habría detenido los trenes de la muerte, aunque hubiera enviado una señal, una palabra de consuelo, de solidaridad humana, hacia nuestros hermanos transportados a los hornos de Auschwitz", agregó.
La visita, la tercera de Benedicto XVI como Papa a un templo judío, se ha visto empañada por su decisión de avanzar en la santificación de Pío XII.
Muchos judíos dicen que Pío XII, que fue la cabeza de la Iglesia Católica desde 1939 hasta 1958, no hizo lo suficiente para ayudar a los judíos a enfrentarse la persecución de la Alemania nazi.
En su discurso ante el Papa, Pacifici rindió homenaje a los católicos, curas y monjas italianas durante la guerra y dijo que sus esfuerzos hicieron que el "silencio" de Pío XII dolieran aun más.
El Vaticano sostiene que Pío XII no se mantuvo en silencio, sino que trabajó en las sombras porque una intervención pública habría empeorado la situación, tanto para judíos como para católicos, en la Europa dominada por Hitler en las guerras.
El Papa, hablando después de Pacifici, aunque ampliamente apegado a su postura, denunció el Holocausto como "el punto más extremo en el camino del odio" y reconoció que "desafortunadamente, muchos se mantuvieron indiferentes".
"La Sede Apostólica (el Vaticano) proporcionó asistencia, a menudo a escondidas y de manera discreta", dijo Benedicto XVI, refiriéndose al papel de la Iglesia Católica en los tiempos de la guerra.
El Papa fue recibido por líderes judíos de Roma y el extranjero mientras llegaba a la sinagoga a orillas del Tíber.
Antes de entrar al templo, líderes judíos mostraron al Papa una pancarta recordando la deportación de judíos romanos por parte de alemanes el 16 de octubre de 1943 y otra sobre un niño de dos años asesinado en un ataque a balazos y con granadas contra una sinagoga en 1982.
La visita se produce 24 años después de que el Papa Juan Pablo se convirtiera en el primer Papa en casi 2.000 años en entrar a una sinagoga.
El prelado llamó a los judíos "nuestros amados hermanos mayores".
Agrupaciones judías reaccionaron con ira el mes pasado cuando Benedicto XVI, un alemán que estuvo enlistado en las Juventudes Hitlerianas y en el Ejército alemán cuando era adolescente durante la Segunda Guerra Mundial, aprobó un decreto reconociendo las "virtudes heroicas de Pío XII".