Un adolescente católico de la localidad de Ballymena (Irlanda del Norte) murió ayer víctima de una brutal paliza que recibió el domingo por la noche a manos de un grupo de jóvenes protestantes. Su familia está convencida de que el chico fue asesinado por el simple hecho de ser católico, y la policía ya ha señalado que el crimen es de "naturaleza sectaria".
El adolescente, Michael McIlveen, de 15 años, fue atacado con bates de béisbol cuando iba a comprar una pizza en un local cercano a su casa. Según los testigos, McIlveen se fue al suelo y sus agresores aprovecharon para saltar sobre su cara. Pese a la violencia del ataque, el chico consiguió levantarse y llegar hasta su casa caminando, pero allí se desmayó y tuvo que ser ingresado en un hospital. Cuatro hombres y un menor de edad fueron arrestados.
Peter Hain, ministro británico para Irlanda del Norte, calificó el crimen como "un ataque sectario que recuerda a Irlanda del Norte sus días más sombríos".