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Un exigente listado de promesas laicistas pendientes aguarda al Gobierno tras el hito simbólico del homenaje aconfesional

La Vicepresidencia de Carmen Calvo negocia con los obispos sobre fiscalidad, educación, inmatriculaciones y medidas contra los abusos

Sánchez ha rebajado la ambiciosa agenda con la que se aupó al liderazgo del PSOE, que incluía derogar los acuerdos con el Vaticano

Pedro Sánchez ha marcado dos hitos simbólicos. El 2 de agosto de 2018, tras la moción de censura que envió a Mariano Rajoy de vuelta al registro de la propiedad, el líder socialista tomó posesión como presidente sin símbolos religiosos en la ceremonia, gesto imitado por el resto de su Gobierno. Los integrantes del Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos lo volvieron a hacer, tras las elecciones de noviembre de 2019. Ahora Presidencia ha organizado el primer homenaje de Estado aconfesional a las víctimas de una tragedia, rompiendo con ello un hilo histórico de asimilación litúrgica Iglesia-Estado en ocasiones solemnes. Dos hitos, pues. Y reconocidos incluso por las organizaciones laicistas, tan minoritarias como poco dadas a la complacencia con las autoridades. Pero estos dos hitos están lejos –muy lejos, en realidad– de colmar la lista de tareas pendientes del Gobierno sobre la relación Iglesia-Estado.

Fue el propio Sánchez quien generó elevadas expectativas. El programa electoral del PSOE de 2016 incluía la “supresión de la referencia a la Iglesia” en la Constitución, que debía incluir el “principio de laicidad”. Ambicioso, sin duda. También recogía la “denuncia” de los acuerdos con la Santa Sede de 1976 y 1979, la retirada de exenciones fiscales para los bienes sin uso religioso o social y el avance hacia la “autofinanciación”, la “reclamación de la titularidad” de bienes inmatriculados… El documento de su candidatura en las primarias de 2017 sostenía que España debía “consolidar su condición de Estado laico“, mediante la derogación de los acuerdos de 1976-1979. “Ninguna religión confesional deberá formar parte del currículo y del horario escolar”, señalaba. Había más en las resoluciones del 39º Congreso del PSOE, que recogían en la exclusión de la “religión confesional” del “currículo”. El congreso socialista también aprobó acabar con las exenciones, singularmente del IBI, cuando los bienes generen ingresos o no sirvan a finalidades sociales o de culto. A ello se añadió la aprobación en el Congreso, en febrero de 2018, de una proposición no de Ley (PNL) que instaba al Ejecutivo, entonces del PP, a “dejar la religión confesional fuera del sistema educativo oficial, es decir, del currículo y del horario escolar”, y a la “derogación” de los acuerdos con el Vaticano.

Y llegó moción de censura. El poder y sus limitaciones. La aritmética parlamentaria. Sánchez, que nunca ha dispuesto de mayorías estables, no ha materializado la mayoría de sus compromisos laicistas. Su iniciativa tocante a la Iglesia más significativa fue sacar los restos de Franco de la basílica del Valle de los Caídos. De lo demás, se ha avanzado poco. Incluso ha ido bajando el listón. En las elecciones de abril de 2019 el PSOE borró de su programa la denuncia de los acuerdos con el Vaticano. El documento actual más vinculante es el acuerdo de gobierno de PSOE y Unidas Podemos, con compromisos más escuetos que los de aquel Sánchez que hizo campaña puño en alto para ganar las primarias del PSOE. Ejemplos: no se mencionan los acuerdos de 1976-1979, ni el artículo 16.3 de la Constitución, ni la autofinanciación de la Iglesia, ni su fiscalidad…

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