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Un arca de Noé en Kentucky, con dinosaurios incluidos

Un creacionista crea la construcción de armazón de madera más grande del mundo para difundir la idea de que el Universo solo tiene 6.000 años y que la teoría de la evolución se equivoca

La ciencia ha determinado que la Tierra tiene miles de millones de años de edad y que no ha habido ningún diluvio planetario en los últimos 6.000 años. Vamos a educar a una generación de niños científicamente analfabetos

No es como un parque Disney o Universal, solo para que la gente venga y se lo pase bien. Tiene un propósito religioso. Lo hacemos porque somos cristianos y queremos difundir el mensaje cristiano

El estado intentó revocar las rebajas fiscales tras enterarse de que Ham exigía a sus empleados que firmasen una “declaración de fe” que excluía a los homosexuales y a los que no comulgaban con su particular credo cristiano

En el principio, Ken Ham creó el Museo de la Creación en el norte de Kentucky. Y vio que era bueno para difundir su creencia de que la Biblia es un libro de historia, que el Universo solo tiene 6.000 años, y que la teoría de la evolución se equivoca y nos está llevando a la ruina moral.

Y Ham dijo: construyamos un arca de Noé mastodóntica a solo 45 minutos de aquí para atraer a millones de nuevos visitantes, y hagamos que la construyan carpinteros amish, y financiémosla con donaciones, bonos basura y rebajas fiscales del estado de Kentucky. Y hagamos que tenga un Noé animado y modelos realistas de algunas de las criaturas que subieron a bordo en parejas, comos osos, jirafas de cuello corto… y tiranosaurios jóvenes.

Y así fue.

Está previsto que el Encuentro con el Arca, cuya construcción ha costado más de 102 millones de dólares, se inaugure el 7 de julio en Williamstown, Kentucky. Ham y su tripulación han logrado levantar un hito colosal en el paisaje y un ambicioso vehículo promocional para su peculiar marca de fundamentalismo cristiano, conocida como creacionismo “de la Tierra joven” o del “Universo joven”.

Pero la travesía no ha sido ni mucho menos plácida. El estado intentó revocar las rebajas fiscales tras enterarse de que Ham exigía a sus empleados que firmasen una “declaración de fe” que excluía a los homosexuales y a los que no comulgaban con su particular credo cristiano. Ham acudió a los tribunales y ganó, el pasado enero.

Hace algunas tardes, el promotor, de origen australiano, vigilaba a los obreros protegidos por cascos mientras fijaban las planchas de madera de pino para cubrir la envoltura plástica de Tyvek aún visible en la popa. El arca tiene la longitud de un campo y medio de fútbol americano y la altura de un edificio de siete pisos, y se dice que es la construcción de armazón de madera más grande del mundo. Ham espera que se convierta en un centro de peregrinación internacional y también que atraiga a los curiosos, a los laicos e incluso a los escépticos.

“No estamos construyendo el arca para que sea un centro de entretenimiento”, declaraba Ham durante una entrevista en una cabina con vistas a la obra. “Quiero decir que no es como un parque Disney o Universal, solo para que la gente venga y se lo pase bien. Tiene un propósito religioso. Lo hacemos porque somos cristianos y queremos difundir el mensaje cristiano”.

El arca también se propone servir de advertencia visual de que, según la Biblia, Dios envió un diluvio en época de Noé para aniquilar a un pueblo depravado, y que reserva un final terrible a los que hacen caso omiso de la Biblia y aprueban los males de la actualidad como el aborto, el ateísmo o los matrimonios del mismo sexo. “No estamos pareciendo más a los tiempos de Noé en que la cultura es cada vez más laica”, sentenciaba Ham.

Sin embargo, su interpretación de lo que él llama “el mensaje cristiano” es ridiculizada por la mayoría de científicos y educadores, y ofende incluso a algunos cristianos que la consideran indefendible y hasta embarazosa. Los seguidores del creacionismo de la Tierra joven creen que Dios creó el Universo en seis días de 24 horas, y que, puesto que toda la historia tiene solo 6.000 años, los seres humanos convivieron con los dinosaurios. Uno de los montajes expuestos en el Museo de la Creación muestra a dos niños sonrientes jugando en un frondoso jardín cerca de dos pequeños tiranosaurios.

Bill Nye, más conocido como “Bill, el Científico” en los libros y en la televisión, afirma en una entrevista telefónica: “Los seres humanos y los dinosaurios no vivieron en la misma época. Es algo absolutamente irracional”. La ciencia ha determinado que la Tierra tiene miles de millones de años de edad y que no ha habido ningún diluvio planetario en los últimos 6.000 años.

“Vamos a educar a una generación de niños científicamente analfabetos”, se lamentaba Nye, que en 2014 debatió con Ham en el Museo de la Creación, un duelo que millones de personas vieron por Internet.

Hace poco, un grupo de activistas ateos locales, los Librepensadores de los Tres Estados, intentó poner carteles en la autopista que lleva al arca calificándola de “Parque del Genocidio y el Incesto”, pero ninguna empresa de vallas publicitarias accedió a hacerlo, según Jim Helton, fundador y presidente de los Librepensadores, así que proyectan protestar durante la gran inauguración del edificio. “La moraleja de la historia del diluvio es horrible”, argumenta Helton. “No decimos que no pueda construir su parque, pero no nos parece adecuado para pasar un día divertido en familia”.

El creacionismo de la Tierra joven se dio a conocer hace tan solo unos 60 años, y ha sido siempre una creencia marginal dentro del cristianismo. Incluso numerosos seguidores de la Biblia y cristianos evangélicos admiten que la ciencia ha demostrado que el Universo tiene miles de millones de años, algunos de ellos con el argumento de que cada uno de los seis “días” de la creación del Libro del Génesis debió de durar millones de años, y no 24 horas. Y, por supuesto, muchos cristianos aceptan la teoría de la evolución.

Pero ahora, los creacionistas de la Tierra joven están en auge gracias en gran medida a Ham y a sus adeptos. Su organización apostólica Respuestas en el Génesis publica libros, revistas, vídeos y planes de estudios utilizados por miles de iglesias y practicantes de la educación en casa. El Museo de la Creación, que vende esos materiales en su tienda, asegura que en los nueve años transcurridos desde su apertura ha recibido 2,7 millones de visitantes. Sin embargo, alrededor de la mitad lo visitaron en los tres primeros años, lo cual indica que el interés posiblemente ha ido a menos. El arca podría cambiar las cosas. Ham augura que atraerá a entre 1,4 y 2,2 millones de visitantes el primer año, y que duplicará el público del Museo de la Creación.

En el interior de un cavernoso almacén de un parque empresarial de Hebron, a pocos kilómetros del museo, unos 50 artistas, diseñadores, carpinteros, escultores y voluntarios han trabajado seis días a la semana para preparar las piezas que se exhibirán en el arca.

Un escultor insertaba, de una en una, cerdas rígidas marrón grisáceo en el mentón de lo que parecía un jabalí. Otro eliminaba el tinte negro del pecho de un oso para que no pareciese tanto un oso negro actual. Una jirafa de cuello corto se cocía en un gran horno para fijar el color a su pelaje.

Tim Chaffey, escritor y responsable de contenidos de Respuestas en el Génesis explicaba que la mayoría de los modelos no se parecen a los animales tal como son hoy en día, sino a especies extinguidas. Según los creacionistas de la Tierra joven, el arca transportaba hasta 1.400 especies de criaturas que poco a poco evolucionaron hasta convertirse en los animales que conocemos en la actualidad. Los seguidores de este credo admiten la idea de que la naturaleza hace ligeras adaptaciones a lo largo del tiempo, pero no que los seres humanos y los chimpancés desciendan de un antepasado común.

Los diseñadores del arca tuvieron que moderar su ambición original de tener animales vivos a bordo para demostrar que la historia de Noé era cierta, cuenta Chaffey, un licenciado de la Universidad Liberty, una universidad cristiana de Virginia fundada por el reverendo Jerry Falwell.

En Encuentro con el Arca habrá solo 30 parejas de animales disecados porque no hay suficiente espacio. “Tenemos que tener docenas y docenas de baños para los visitantes. Noé no los necesitaba”, recuerda Chaffey.

En una pared cuelgan los dibujos de Noé y los siete miembros de su familia. Su piel es “medianamente morena” y sus rostros son una mezcla de rasgos raciales porque, dado que fueron los únicos supervivientes del diluvio bíblico, todas las razas y todas las etnias de la tierra tienen que haber descendido de esas ocho personas, aclara Chaffey. Pero algunos de los objetos destinados a la exposición que había en el almacén mostraban indicios de la negra visión de la humanidad de la organización apostólica. Stephanie Fazekas, una de las artistas, se encontraba frente a un ordenador dibujando figurillas de mujeres con túnicas. Eran las prostitutas destinadas a un diorama que representa la sociedad moralmente decadente que, según la Biblia, fue aniquilada por un diluvio.

William Trollinger, catedrático de Historia de la Universidad de Dayton, ha estudiado el museo, la página web y los blogs de Ham para el nuevo libro Righting America at the Creation Museum [Enmendar a Estados Unidos en el Museo de la Creación] escrito por su esposa, Susan Torllinger, catedrática de Inglés en la misma universidad.

“Hace un llamamiento a los cristianos a participar en una guerra cultural”, afirma Trollinger en referencia a Ham. “Les dice que si de verdad quieren ser cristianos, están en guerra contra el enemigo ateo y humanista”.

En una entrevista, Ham arremetía contra los grupos ateos por intentar evitar que su proyecto recibiese incentivos fiscales del estado de Kentucky. La organización Respuestas en el Génesis afirmaba que le denegación de esas deducciones fiscales violaba los derechos del grupo según la Primera Enmienda. El juez Greg Van Tatenhove, del tribunal de distrito de Estados Unidos para el Distrito Este de Kentucky, le dio la razón, y en su veredicto de enero afirmó que las atracciones turísticas –incluidas las que fomentan las creencias religiosas– cumplen los criterios objetivos para disfrutar de esos incentivos.

Actualmente, el arca se encuentra en aguas más tranquilas. Montados en elevadores hidráulicos, los obreros han acabado de cubrir el Tyvek justo a tiempo. El plástico llevaba impreso por todas partes el eslogan de Dupont, su fabricante: “Los milagros de la ciencia”.

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