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Un año después del colapso de Amanecer Dorado, Grecia sufre un brote de violencia ultraderechista

“Eran grandes y fuertes y nos golpearon como un rayo”, dice Aphrodite Frangou, una activista y periodista de izquierdas al recordar el momento en que un grupo de simpatizantes del partido ultraderechista Amanecer Dorado lanzaron su ataque. “Nos patearon, nos golpearon y rompieron mesas, sillas e incluso los altavoces que habíamos colocado. Cuatro de nosotros pasamos la noche en el hospital”.

Octubre debería haber sido un mes de celebración para Frangou y otros miembros de Keerfa, el grupo antifascista más importante de Grecia. Esta semana hace un año que los líderes neonazis de Amanecer Dorado, incluyendo a su “Führer” autoproclamado Nikos Michaloliakos, fueron encarcelados con largas condenas después de un juicio histórico que duró cinco años y que fue celebrado como un punto de inflexión en la historia de la política griega.

Keerfa estaba conmemorando el aniversario en una plaza pública de Atenas cuando sucedió el ataque. Ya habían sucedido escenas similares unos días antes en una escuela de un suburbio de Salónica. Unos jóvenes cubiertos con pasamontañas negros, armados con palos, puños americanos, bengalas y cuchillos se lanzaron contra los estudiantes, antifascistas y sindicalistas. La ola de ataques dejó a la nación atónita y los asaltantes fueron grabados haciendo saludos nazis.

Para Petros Constantinou, el coordinador de Keerfa, los incidentes recuerdan a las peores épocas de Amanecer Dorado, cuando sus escuadrones de ataque recorrían las calles de Atenas para golpear a la “basura inmigrante” y a otros supuestos enemigos mientras Grecia, atrapada en una crisis económica, se convertía en el primer país europeo en llevar a neonazis al Parlamento. “Nueve años más tarde, los fascistas se vuelven a sentir empoderados por políticas racistas”, dice. “Vuelven porque sienten que es su momento, que esta es su época”.

Simpatizantes de Amanecer Dorado celebran los resultados electorales de 2012 en Tesalónica Nikolas Giakoumidis / AP

La desaparición de Amanecer Dorado ha dejado un vacío. En su mejor momento, dos años después de llegar a la cámara de 300 representantes de Atenas, el partido alcanzó el 9,3% en las elecciones europeas, consolidándose como tercera fuerza política con los votos de cerca de 500.000 griegos en 2015.

Las sentencias de 13 años de prisión que recibieron los líderes del partido, condenados por coordinar una banda criminal disfrazada de partido político en el mayor juicio a nazis desde Núremberg, han conseguido que Amanecer Dorado ya no sea más que un nombre. Sin embargo, se teme que otras formaciones ultraderechistas intenten llenar ese vacío.

El norte, bastión ultra

Aunque se cree que el partido Solución Griega, que apoya teorías de la conspiración, ha absorbido la mayor parte de la base de votantes de Amanecer Dorado, con 3,7% en las últimas elecciones generales en julio de 2019, los neofascistas no lograron superar por muy poco (2,93%) la barrera del 3% para entrar al Parlamento.

“Cuando la extrema derecha no puede imponerse a nivel nacional, suele construir bastiones”, dice la profesora Vasiliki Georgidau, especialista en militancia ultraderechista de la Universidad Panteion.

“Amanecer Dorado hizo lo mismo en 2008 cuando se apoderó de zonas económicamente desfavorecidas del centro de Atenas, lo que al principio pasó desapercibido y luego les permitió conseguir un puesto en el consejo municipal. Dos años más tarde llegaron al Parlamento. Me preocupa que algo similar esté sucediendo con la creación de bastiones semejantes en el norte de Grecia”, dice.

Los enfrentamientos callejeros recientes en Salónica, sostiene, sucedieron en zonas con altos índices de desempleo, donde los griegos pónticos, cuyas familias emigraron desde Rusia, tienden a radicalizarse.

Las fuerzas de seguridad griegas han registrado el surgimiento de al menos 16 nuevos grupos ultraderechistas desde el colapso de Amanecer Dorado, según un informe policial que todavía no ha sido publicado.

Siete han sido registrados en el norte del país, donde el fervor nacionalista –que suele ser avivado por los sacerdotes conservadores de la Iglesia ortodoxa– se amplificó por la oposición al acuerdo de Prespa de 2018 que zanjó la disputa por el nombre con la Antigua República Yugoslava de Macedonia.

A pesar de ser meras imitaciones de Amanecer Dorado, cuya aceptación absoluta de la violenta ideología y las tácticas nazis fue la vergüenza de sus aliados en Europa, las nuevas facciones no son menos racistas, homófobas ni antisemitas e incluyen a creyentes convencidos de la superioridad racial griega. Las informaciones periodísticas referidas a la investigación policial sugieren que suman cerca de 5.000 miembros y seguidores solo en Salónica.

“En el norte hay una tradición nacionalista mayor porque la extrema derecha se ha legitimado en la lucha por Macedonia”, dice Kostis Papaioannou, director de Signal, un grupo de investigación que estudia el ultraderechismo.

“El surgimiento de estos nuevos grupos se ha vinculado al movimiento antivacunas de la región porque en el norte de Grecia las tasas de vacunación son mucho menores. Pero indudablemente algunos han tenido lazos con Amanecer Dorado y los miembros del Parlamento encarcelados”, señala.

El aumento de las teorías de la conspiración tras la pandemia también ha reforzado a los ultraderechistas, que ahora pueden aprovechar la ignorancia y los temores de una gran parte de la población.

Respuesta lenta de las autoridades

Se cree que Propatria, que comenzó como una escuela de artes marciales y mantiene lazos estrechos con Amanecer Dorado y otras organizaciones del continente, está detrás del ataque a Keerfa. “Uno de los atacantes llevaba el Sol Negro tatuado en el codo y pude reconocerlo”, dice Frangou, refiriéndose al símbolo asociado con las infames unidades de la SS de la Alemania nazi.

La policía ya conocía al hombre, que fue arrestado y condenado a una pena suspendida de tres años de prisión, tras detenerlo por incitar a la violencia en una manifestación antivacunas en Atenas.

Lo que preocupa a Papaioannou es la lenta respuesta de las autoridades a esta nueva amenaza.

En un movimiento que despertó indignación la semana pasada, un juzgado sostuvo la apelación de la condena de un cuadro de Amanecer Dorado, Giorgos Patelis, que fue liberado con el argumento de que su hijo está enfermo. Como líder del partido en Nikaia, un barrio de Atenas de clase trabajadora, Patelis cumplía una sentencia de 10 años por haber ordenado el asesinato de Pavlos Fyssas, un artista de hip-hop antifascista cuya muerte desencadenaría el colapso del grupo.

“Tras el veredicto histórico del año pasado, partes del Poder Judicial parecen estar cuestionándolo”, dice Papaioannou. “Para muchos, la liberación de Patelis cuestiona la decisión del tribunal, aunque un fiscal del Tribunal Supremo ha solicitado la revisión de la misma”. Es absurdo que un año después no se haya investigado todavía la complicidad de la policía con Amanecer Dorado, denuncia.

El primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, fue criticado por Syriza, partido principal de la oposición, por crear un clima propicio para el ultraderechismo al otorgar altos cargos a políticos que pertenecieron a Laos, partido populista de ultraderecha. Aunque Mitsotakis pertenece al flanco liberal del partido Nueva Democracia que está en el Gobierno y ha buscado atraer a los centristas al nombrar figuras del centroizquierda, ha sido acusado de postrarse a la derecha con la implementación de políticas migratorias duras y un programa de ley y orden.

“Ha contribuido a crear un clima político en el cual pueden tomarse decisiones escandalosas como la liberación de Patelis”, dice el eurodiputado de Syriza Stelios Koulouglou.

Georgiadou afirma que todavía no es posible definir si el país está experimentando un resurgimiento de la extrema derecha. “Es demasiado pronto para decir si estamos viendo un resurgimiento o solo un brote de violencia extremista”, dice. “Pero no debemos ignorar lo que sucede porque la extrema derecha no ha desaparecido de Grecia”.

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