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Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia. EFE / EPA

[UE] Por qué la ultraderecha cristiana puede reivindicar la UE como propia

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Meloni no quiere destrozar la UE, ni cuestionar sus dogmas económicos, quiere reconectar con sus orígenes profundamente cristianos

La reciente victoria de Giorgia Meloni supuso la primera gran victoria de la ultraderecha en uno de los países fundadores de la UE. Italia es la tercera economía de la zona Euro y uno de los grandes bastiones de la identidad europea. El partido de Meloni, Fratelli d’Italia, es heredero directo del Movimiento Social Italiano, el partido de los seguidores de Mussolini una vez derrocado del poder, compartiendo hasta el mismo emblema como símbolo de partido. 

A diferencia de cuando Tsipras ganó la presidencia de Grecia, no ha habido alboroto en las bolsas ni preocupación en las grandes instituciones de gobernanza europea. La normalización de la primera gran victoria de la ultraderecha europea choca con la estigmatización que, supuestamente, recibiría este tipo de movimientos políticos. Parece que la UE tiene dos almas: la neoliberal progresista y la neoliberal ultracristiana, siendo lo más importante no cuestionar el euro y los consensos económicos del dogma ordoliberal alemán. 

Mucha gente puede estar sorprendida ante la pasividad de las instituciones de gobierno europeas ante esta victoria, del mismo modo que las grandes retóricas supuestamente euroescépticas de la ultraderecha quedan en entredicho cuando hay una vocación explícita de reforzar la idea civilizatoria europea. Lo que mucha gente olvida, o no conoce, son los orígenes profundamente judeocristianos de la actual Unión Europea. 

En la ultraderecha ha habido, durante los últimos años, un gran debate entre lo que podríamos denominar el bloque civilizatorio, sustanciado en las ideas defendidas por el bloque de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia) y el bloque proteccionista/soberanista (Le Pen en Francia, Salvini en Italia, Farage en el Reino Unido). Los primeros, defienden una refundación en clave cristiana de Europa, recogiendo la estela del Papa Juan Pablo II. Zemmour representó esta vía en Francia, aunque salió escaldado en las pasadas elecciones generales y parlamentarias. Son atlantistas y no suponen ningún peligro para los estamentos de poder europeos, que solo quieren disputar en el plano ideológico. Autoritarismo político, moral cristiana fuerte y libre mercado son sus principios fundadores. 

Los segundos, son euroescépticos convencidos y prefieren defender una línea proteccionista y soberana de sus Estados-Nación, percibiendo la UE como una amenaza para la existencia nacional de los mismos. Son una expresión nacional-popular por el flanco derecho. 

Meloni no quiere destrozar la UE, ni cuestionar sus dogmas económicos, quiere reconectar con sus orígenes profundamente cristianos

Meloni siempre estuvo en el bando de Visegrado, de la ultraderecha de corte cristiana que antepone la idea de civilización europea (greco-romana/judeocristiana) a la de identidad nacional tout court. Es desde esa posición política que puede empezar a entenderse la compatibilidad entre la UE y la Italia de Meloni. Meloni no quiere destrozar la UE, ni cuestionar sus dogmas económicos, quiere reconectar con sus orígenes profundamente cristianos, poniendo en valor su apuesta civilizatoria en un mundo de choques civilizatorios. Refundar ideológicamente las instituciones europeas para que recuperar esas raíces “cristianas” que se habrían perdido por el camino de la tecnocracia liberal. 

La pregunta es»¿De dónde vienen esas raíces?» Pues las podemos observar cada día en la propia bandera de la UE. Muy poca gente conoce el significado de la bandera europea. Es en la propia bandera, en lo más visible y directo, donde encontraremos estos orígenes profundamente católicos y cristianos que dieron nacimiento a la idea de unidad identitaria europea. 

Banderas de la UE junto a la Comisión Europea. Zhang Cheng / Xinhua.

Una bandera cargada de cristianismo

Todos conocemos la bandera de la UE. Doce estrellas en círculo sobre un fondo azul, pero ¿Por qué el color azul y por qué doce estrellas? El color azul es el color del cristianismo. Por eso, casi todas las derechas lo adoptan como color corporativo en Europa (Partido Popular, CDU, Fratelli d’Italia, UMP…). El azul simboliza la divinidad, la fidelidad y la fe del primer Papa. De hecho, la Biblia describe el azul como el color perfecto y puro. Durante la alta Edad Media, tanto la Virgen María como San Pedro fueron decididamente representados a través del azul y esta nueva moda artística y pictórica acabó imponiéndose políticamente cuando Felipe II de Francia y San Luis terminaron por portar la capa azul para disputar esta representación del cristianismo, extendiéndose luego al conjunto de cortes europeas. Ese azul tan marcado de la bandera europea es una clara alusión cristiana, frente al rojo del comunismo. 

El segundo elemento explícito de la bandera europea son las doce estrellas. La CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero) fue fundada por seis Estados europeos en 1951 a través del Tratado de París. Es el origen de la actual UE. La bandera europea fue creada en 1955, por lo tanto, no había doce países fundadores sino únicamente seis. ¿Por qué, entonces, esas doce estrellas? Porque el 12 es un número místico cristiano: doce tribus de Israel, 12 apóstoles de Jesús. 

Todavía hay más. No solo son 12 estrellas por alusión al misticismo cristiano, sino que están en forma de círculo emulando la aureola que corona a la Virgen Milagrosa. Las estrellas podrían haber estado en forma rectangular, como ocurre en la bandera de Estados Unidos o en la primera bandera de la CECA. Sin embargo, adoptan la forma del círculo como una corona para representar tanto la unidad como esa alegoría mística de la Virgen. 

A todo esto, no es casualidad que el diseño fuera aprobado por el Consejo de Europa un 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, en otra clara alusión al cristianismo. El diseñador de la bandera europea, Arsène Heitz, era profundamente católico, al igual que la mayoría de los presidentes de aquel momento, como Konrad Adenauer o el padre fundador Robert Schuman. 

Más allá de los símbolos

Evidentemente, los símbolos no lo son todo ni su identidad está cerrada. Se puede revestir de sentido una bandera por el contenido político que han ido implementando los portadores de esta a lo largo de los años. La bandera europea ha sido el emblema de la tecnocracia de Bruselas durante las dos últimas décadas, acentuada tras la construcción de la moneda única y su gobernanza económica. Perdió su carácter cristiano, pero hay unas nuevas derechas que quieren recuperarlo. 

Del mismo modo, el cristianismo y el catolicismo no son doctrinas teológicas cerradas. Nada tiene que ver el Papa Juan Pablo II con el Papa actual, Francisco. Meloni abre la puerta a volver a esos orígenes cristianos más cercanos a la derecha que a la izquierda (no hay Teología de la Liberación en Fratelli). La guerra en Ucrania tras la invasión rusa también ha abierto la puerta al liderazgo político y moral de Polonia en el conjunto de la UE, rompiendo la unidad del bloque de Visegrado por los acercamientos de Orban con Putin. 

Europa se acerca a una encrucijada que marcará su destino a lo largo de este siglo. La apuesta de las nuevas ultraderechas es clara: una refundación cristiana en clave civilizatoria para poner en primer plano los valores judeocristianos y la tradición grecorromana como armazón moral y político, contra las apuestas populares de izquierdas y las tecnocracias liberales defendidas por las derechas e izquierdas de régimen. 

Pese a que muchos europeístas entusiastas creen que hay una incompatibilidad entre sus valores y los de la ultraderecha, no saben que la bandera que se han puesto en su perfil de Twitter es el corazón mismo de la alianza que está en ciernes. Estaría bien que revisaran ciertos orígenes. Puede que se dieran cuenta que muchos de estos movimientos que están en pleno auge beben de activar una memoria identitaria que siempre estuvo ahí, aunque estuviera dormida, y que ahora ha despertado.  

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