Según la delegación ucraniana que participa en la Asamblea ecuménica de Karlsruhe
El arzobispo ucraniano Yevstratiy, de Chernígov y Nizhyn, ha advertido de que la seguridad de Ucrania “no es una cuestión sobre Rusia y Ucrania, ni siquiera sobre Europa”, sino que “es una cuestión de seguridad para el mundo entero”
Yevstratiy aseguró que la Iglesia Ortodoxa de Ucrania no ha tenido contacto con la Iglesia Ortodoxa Rusa, pero que “está abierta a escuchar y mantener conversaciones”
Aunque estaba muy lejos de los intereses de los organizadores, la XI Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que se está celebrando en la localidad alemana de Karlsruhe (Alemania), después de diez años (dos más de lo habitual, debido a la pandemia), sigue orbitando en torno a la invasión de Ucrania y el conflicto abierto entre la Iglesia ortodoxa rusa y la ucraniana.
Así, a los intentos (sorteados por los organizadores) de impedir la presencia de la delegación rusa (exigida incluso por el presidente de Alemania durante la jornada inaugural), se unen ahora las declaraciones del arzobispo ucraniano Yevstratiy, de Chernígov y Nizhyn, quien ha advertido de que la seguridad de Ucrania “no es una cuestión sobre Rusia y Ucrania, ni siquiera sobre Europa”, sino que “es una cuestión de seguridad para el mundo entero”.
En una rueda de prensa, el arzobispo contó a los periodistas que la Iglesia Ortodoxa de Ucrania ha solicitado convertirse en miembro de pleno derecho del CMI y la Conferencia de las Iglesias Europeas y aseguró que la Iglesia Ortodoxa de Ucrania no ha tenido contacto con la Iglesia Ortodoxa Rusa, pero que “está abierta a escuchar y mantener conversaciones”.
“Hemos sufrido las atrocidades de Rusia”
“La guerra de Ucrania continúa y puedo decir, como ucraniano que vive dentro del país, que hemos sufrido las atrocidades rusas cada día y cada hora pagando un precio muy alto”, dijo el arzobispo, quien narró que Chernígov, donde él vive, fue sitiada por los rusos durante treinta y ocho días. “Fue atacada con bombas y misiles todos los días. Murieron setecientos habitantes el mes de marzo y han sido destruidos muchos edificios”.
En la misma rueda de prensa, el Dr. Jørgen Skov Sørensen, secretario general de la Conferencia de las Iglesias Europeas, señaló por su parte de que las iglesias actuaban como el buen samaritano ayudando a los refugiados.