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«Tiene derecho a elegir dónde vivir»: la victoria de una mujer saudí frente a la tutela masculina

El fallo es la enésima enmienda al sistema de tutela que sojuzga aún a las saudíes. El «mahram» -el tutor varón, ya sea progenitor, cónyuge o hermano- sigue controlando los movimientos de las mujeres

«La demandada tiene derecho a elegir dónde vivir». Así, sin medias tintas, un juez saudí ha dictado una sentencia histórica que permite a Meriam al Otaibi, una treinteañera del reino, cerrar tres años de litigio con su familia y cumplir con la vida que buscaba cuando huyó del «infierno» doméstico y se instaló en la capital de Arabia Saudí, Riad.

El fallo es la enésima enmienda al sistema de tutela que sojuzga aún a las saudíes. El «mahram» -el tutor varón, ya sea progenitor, cónyuge o hermano- sigue controlando los movimientos de las mujeres y la toma de decisiones como estudiar, acceder a asistencia sanitaria o casarse. En los últimos años las autoridades han rebajado su poder reconociendo el derecho de las súbditas a viajar sin autorización del tutor pero, pese a los avances, el sistema sigue ampliamente vigente.

En la sentencia, el magistrado señala que «la acusada es una mujer adulta en su sano juicio que tiene el derecho de elegir dónde vivir». Meriam rompió con sus parientes en abril de 2017 cuando abandonó su ciudad natal, Ar Ras, a unos 250 kilómetros al noroeste de Riad, y se estableció en la capital alegando los abusos de su progenitor y sus hermanos.

Poco después, fue arrestada tras la denuncia de absentismo de su padre y condenada a tres meses entre rejas en el penal de Al Malaz. Fue liberada a finales de aquel julio tras convertirse en rostro de una campaña que desafió públicamente la tutela masculina al grito viral de «Yo soy mi propia guardiana». A pesar de su salida de prisión, continuó pesando contra ella el cargo de «desobediencia» a las órdenes familiares. Meriam declaró que «no regresaría al infierno» y acusó a la policía de su localidad de cooperar con su familia.

La justicia saudí reconoce ahora que «lo que hizo la acusada al trasladarse a Riad y vivir en un hogar diferente es uno de los derechos naturales y no puede ser catalogado como un delito punible». Contactada por EL MUNDO, Meriam ha rehusado hablar. «No puedo responder a las preguntas por serias razones», ha replicado quien trata de abrirse camino como escritora y ha optado por dejar atrás su pasado y no levantar susceptibilidades con su familia.

A lo largo de estos tres años, Meriam se ha convertido en un símbolo. Frente a las decenas de compatriotas que optaron por escapar de la tutela masculina huyendo del país, ella eligió dar la batalla intramuros. «Pienso en lograr la independencia dentro de mi país sin recurrir a ningún mediador ni renunciar a ninguno de mis valores e ideas ni ser humillada ni ser obligar a andar por caminos equivocados», prometió hace un año.

El mediático abogado que ha defendido su causa, Abdelrahman al Lahim, considera que su victoria es «histórica». «Confirmar la independencia de una mujer adulta y en sus cabales que prefiere vivir en una casa separada de su familia no es un delito», apunta. «Estoy muy feliz con una sentencia que acaba con las trágicas históricas de las mujeres», agrega quien solicita a todos los tribunales locales que apliquen el veredicto en casos similares.

En su intención de vivir discretamente su triunfo, Meriam solo ha manifestado: «Después de un largo sufrimiento que ha durado desde 2017, he logrado junto a mi heroico abogado recuperar mi libertad de movimiento garantizada por la constitución saudí. Mi experiencia no ha sido fácil pero ha merecido la pena».

El revés contra quienes aún defienden el sistema de tutela masculina, ampliamente condenado por la comunidad internacional, coincide con las llamadas a liberar a las cinco mujeres activistas que permanecen desde hace más de dos años entre rejas por su lucha feminista, incómoda para el poder. Otras ocho comparten un proceso judicial por cooperar con agentes extranjeros que podría acabar con una sentencia de cadena perpetua.

Amnistía Internacional ha denunciado este viernes la celebración de una conferencia empresarial vinculada a la cumbre del G20 que Arabia Saudí preside telemáticamente el próximo mes. «Amnistía quiere recordarle a los líderes empresariales que la mayoría de las mujeres activistas más valientes del país agonizan en prisión por exigir reformas», subraya la organización. «Desde que asumiera la presidencia del G20, Arabia Saudí ha invertido mucho en reposicionar su marca, lanzando eslóganes sobre la igualdad de las mujeres e insistiendo en que está preparada para el cambio. Pero las auténticas agentes del cambio están entre rejas», advierte.

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