Desde finales del mes de julio, ambos gobiernos estudian cómo poner límites a la libertad de expresión y prohibir la quema del Corán
El pasado mes de agosto, Dinamarca puso en marcha un proyecto de ley para prohibir la quema de textos religiosos, como el Corán.
Ante la situación emergente de conflictividad en las calles, que venía acompañada de este tipo de actos contrarios al respeto a las religiones, y motivos que fueron el desencadenante de actos violentos, el gobierno danés inició la puesta en marcha de legislación específica para poner coto a este tipo de provocaciones.
El ministro de Justicia de Dinamarca, Peter Hummelgaard, afirmó a finales de agosto que «se trata de burlas sin sentido que no tienen otro propósito que crear discordia y odio. Cuando personas individuales se levantan de forma demostrativa y queman el Corán de la forma en que hemos visto a diario en los últimos tiempos, se trata de un acto fundamentalmente burlón y también antipático. Perjudica a Dinamarca y a los intereses daneses, y corre el riesgo de dañar la seguridad de los daneses en el extranjero y en casa».
Ya entonces, el ministerio de Asuntos Exteriores danés contabilizaba más de 170 protestas ante embajadas de países musulmanes, y en ellas, se repetía un hecho característico: la quema del Corán.
El primer ministro sueco, por su parte, Ulf Kristersson, consideraba ya a finales del mes de julio que su país se encontraba en una grave «situación de peligro desde la Segunda Guerra Mundial». Y en este sentido, se pronunciaba con contundencia ante los primeros hechos donde un Corán ardía en las calles de Suecia.
La dificultad a la hora de legislar sobre esta cuestión se encuentra en el derecho fundamental a la libertad de expresión. Precisamente esta libertad ha sido una de las características que ha venido definiendo a los países nórdicos, cuna de respeto y convivencia en Europa.
Atentado en Bruselas
Desde el verano, la delincuencia y los altercados en las calles de Suecia y Dinamarca van en aumento. Y en muchos casos, la quema del Corán sirve de detonante para la respuesta de grupos de inmigrantes, que se sienten injuriados.
El asesinato de dos ciudadanos suecos la semana pasada, en un ataque terrorista en Bruselas, ha generado una enorme conmoción en Suecia, donde el gobierno lleva meses advirtiendo del peligro que corre la población a medida que se producen faltas de respeto a la religión musulmana.
Y es que, según ha publicado ABC News, «los suecos están en mayor riesgo desde una reciente serie de profanaciones públicas del sagrado Corán».
El primer ministro sueco anunció el martes pasado que el gobierno y el servicio de seguridad habían elevado la alerta terrorista al segundo nivel en el mes de agosto tras las amenazas contra Suecia por parte de extremistas islámicos. «Ahora sabemos con escalofriante claridad que había motivos para estas preocupaciones», apuntó el primer ministro.
«Las profanaciones, principalmente cometidas por un refugiado iraní que vive en Suecia, han provocado reacciones airadas en los países musulmanes», recoge el diario.
Suecia y Dinamarca están ahora debatiendo cómo establecer medidas legales que respeten al mismo tiempo la libertad de expresión y protejan también a las religiones para evitar una escalada de tensión.
Hasta ahora, en Suecia no existe ninguna ley que prohíba específicamente la profanación del Corán o de otros textos religiosos. El derecho a realizar manifestaciones públicas está protegido por la Constitución, y la policía normalmente da permiso a realizar manifestaciones si considera que no se altera la convivencia ni la seguridad.
Entre la población sueca, la inmensa mayoría, según las encuestas realizadas, considera que no se deberían ceder derechos como el de la libertad de expresión, puesto que hay que comprender la crítica, incluso aunque sea desagradable.
Sin embargo, la situación actual es de máxima tensión y preocupación, por lo que, tanto los gobiernos de Suecia y Dinamarca, están estudiando la manera de regular estos actos que pueden desatar ataques desde islamistas extremos.