Cofradía e indultos, otro símbolo del poder ecclesial.
Contrariamente a lo que pasaba en los años de la dictadura: Ahora se abren los cines, suena música de todo tipo en cualquier sitio y lugar, no “obligan” a asistir a las celebraciones religiosas… Pero de otra forma, si cabe más peligrosa, seguimos viviendo (o hemos padecido) una semana religiosa católica que rezuma, un año más, en lo político y en lo mediático, el nacionalcatolicismo de la larga dictadura y de siglos anteriores, además con un alto costo para las deprimidas arcas municipales.
Otra vez, una parte importante de los líderes políticos se han “arrodillado” en función de sus responsabilidad pública, ante unas celebraciones religiosas particulares, intentando “ganar su cielo” y, también, un puñado de votos. Los medios de comunicación públicos (que financiamos entre todos), de nuevo se han volcado a través del cine, informaciones y muchas horas de retransmisiones religiosas.
Hecho al que no han estado ajenos muchos centros escolares incitando al alumnado a vestirse de capirotes y a escenificar celebraciones religiosas, con un desprecio total de la legalidad: ¿Qué educación se transmite con estas actitudes? La gran pregunta es: ¿Si sólo una minoría de la población española se declara como católica practicante. Si la secularización de la sociedad es enorme…A qué se debe este fenómeno?. Más que a la espiritualidad, respetable, de creyentes cristianos, es al poder que ejerce el Vaticano y sus diócesis (y sus tradiciones impuestas) en el marco de un gran mercado religioso, político y económico. Y los que se dejan llevar por semejante situación, (creyentes o no) no tienen en cuenta la trascendencia que para la pérdida de derechos de todo tipo, tiene el apoyar de esta forma este tipo de eventos fundamentalistas. Y, claro, una vez más, en compañía de la “legión” (que posiblemente, hoy en día, no sirve para otra cosa), mientras gritan “el novio de la muerte”… en una estrafalaria actuación, con fuertes connotaciones totalitarias. También se utilizan otras fuerzas de orden público y del ejército, las banderas y los himnos comunes… de forma ancestral e ilegítima.
Los católicos y sus chamanes están en su derecho de organizar las actuaciones religiosas que deseen y los empresarios que se dedican al turismo de “hacer negocio”, pero el poder político debería de permanecer al margen. Mientras esto pasa, sin tanto ruido, seguiremos tratando de construir laicismo cada día, por justicia social, para eliminar privilegios y en defensa del derecho a la libertad de conciencia, en igualdad.
Cofradías e indultos
Una vez más, este año las cofradías católicas, coincidiendo con su “semana religiosa”, han propuesto y conseguido indultar a presos…a semejanza de la leyenda de Barrabás en los libros del Nuevo Testamento…
Los privilegios ancestrales de los que goza la iglesia católica, como símbolo del poder ejercido durante siglos, con el apoyo del poder político, se extiende, a través de las cofradías católicas, al complejo terreno de la justicia y los derechos penales, dotándoles de unas prerrogativas o privilegios que no pueden ejercer ninguna otra organización social.
Estamos, ante una intromisión vergonzante y ancestral de corporaciones católicas en un terreno público (nada más y nada menos que del poder judicial), aceptada por el Estado, desde hace tres siglos y que se mantiene intacta en la democracia. Se viene denunciando todos los años por Europa Laica, sin que los Gobiernos se den por aludidos. Ver denuncia de 2010, en
https://laicismo.org/detalle.php?tg=96&pg=1&pk=390#ppal