La llamada Ley sobre el Odio Racial y Religioso sustituirá a otra ley de 1986, que el gobierno considera inefectiva porque sólo protege a algunas religiones, como la judía, la sij y las diferentes variantes del cristianismo, pero no al Islam. La actual ley cubrirá en cambio a todas las confesiones religiosas.
Algunos intentos de aprobar la ley en los pasados años fracasaron y ésta quedó bloqueada en la Cámara de los Lores, donde algunos de sus miembros mostraron su preocupación porque tal norma pudiera suponer un recorte a la libertad de expresión. Sin embargo, Clarke ha aclarado que lo que se prohíbe es la incitación al odio, pero las críticas o las sátiras estarán permitidas.
La aprobación de la ley se convirtió en un compromiso electoral del Partido Laborista, que ganó las elecciones el pasado 5 de mayo, y fue recogida como uno de los puntos programáticos del programa de gobierno que fue presentado por la reina en su discurso del pasado mes de mayo.
Las organizaciones islámicas han saludado la aprobación de la nueva ley, señalando que las actuales leyes contra la discriminación racial no les protegían adecuadamente frente a los ataques de los extremistas. El pasado 22 de noviembre el diario The Independent informó que el 80% de los musulmanes británicos había experimentado actos de discriminación e islamofobia a lo largo de su vida. El periódico añadía que las diversas formas de islamofobia y discriminación racial estaban alienando a la amplia comunidad islámica en el país.