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Se acabó la catequesis

Debo empezar diciendo que soy ateo practicante, con algunas dosis de anticlericalismo (entiéndase el mismo únicamente hacia las jerarquías de la Iglesia) y un laico convencido, es decir, que defiendo abiertamente la separación religión-estado, considerando la primera una opción personal del individuo cuya moral, principios y valores no nos comprometen al resto de la humanidad.

Y como laico que soy, considero que el Estado, la sociedad, puede poner encima de la mesa valores universales que conformen una cierta "ética de la ciudadanía", por ejemplo: yo no mato, no porque crea en el quinto mandamiento del catecismo católico, sino porque creo en el valor supremo de la vida y porque la misma se haya protegida por nuestras leyes; y podríamos seguir por otros mandamientos cívicos que seguramente chirríen al obispo Cañizares: yo no soy homófobo, yo no quemo herejes, yo no discrimino a la mujer…

Tras esta confesión inicial para que nadie se engañe, empecemos por el asunto del día: la Iglesia llama a la desobediencia civil contra la nueva asignatura de "Educación para la ciudadanía". Considera, de hecho, que la moral es un asunto de la familia. Es curioso que cuando se habla de moral ciudadana ésta se quiera desterrar al ámbito familiar, y sin embargo, si se trata de moral católica, la misma tiene todo el derecho no sólo a trascender el ámbito estrictamente privado, sino que puede y debe ejercerse en la educación pública, en las calles, en las fiestas, en la televisión… La Iglesia estaría encantada de la vida si la catequesis fuera obligatoria para todos los alumnos al margen de sus creencias o ateismo y sufragada, como hasta ahora, por el Estado Español y nuestros impuestos, con profesores que contratan los obispos y paga el Ministerio de Educación.

Y cuando la Iglesia habla de "religión" obviamente no se refiere a que los hombres y mujeres tengan un conocimiento amplio del mundo de las religiones, de su influencia a lo largo de la historia y de los debates que se viven entre los investigadores del fenómeno, sino que plantean que todo buen español debe saberse de memoria los 10 mandamientos y los Caminos de la Fe: la Iglesia defiende su patente de corso para adoctrinarnos y enseñarnos que el mundo se hizo en 7 días, que Dios es uno y trino, que la Virgen es inmaculada (valga la redundancia) y de paso, que los mahometanos son todos terroristas como los republicanos y ateos.

Toda religión tiene una base totalitaria en su doctrina. Y no me refiero solo a los grupos ultraderechistas que existen dentro del seno del cristianismo, sino a una cierta idea que defienden de que, queramos o no, ellos están para salvarnos el alma y por lo tanto alejarnos de los pecados. Así, para la Iglesia las relaciones sexuales antes del matrimonio, o peor aun, sin mediación del mismo incluso, o el uso del preservativo en las mismas, o la homosexualidad, deberían estar prohibidas por Ley para todos, sean creyentes o no. Ellos no plantean que tengamos la opción de elegir libremente como queremos vivir nuestra vida afectiva, pues de antemano califican de antinatural todo lo que no concuerda con sus postulados.

La Iglesia quiere que vivamos como católicos, queramos o no, que nos adaptemos a su moral y sus principios, aunque no los compartamos. Ese es el trasfondo del debate y por eso la actitud tan hostil que están demostrando hacia la Educación de la ciudadanía: la Iglesia no puede admitir que exista una moral distinta a la preescrita por ellos, se arrogan el privilegio de dictar las leyes morales.

Imagino que un mundo donde se respete la vida, no se robe, se coopere, se fomente la solidaridad y todo ello sin la amenaza del infierno y sin mediación de Dios debe ser horrible para una jerarquía católica que comprueba todos los domingos que cada día hay menos feligreses. Los Papas denostaron en el siglo XVI la ciencia, en el XVIII la Ilustración, en el XIX las ideas liberales y democráticas y hoy aborrecen toda manifestación de laicismo, y cada siglo los ciudadanos recuperamos una parcela de nuestra capacidad de decisión.

Saben una cosa: a mi la asignatura de Educación en Ciudadanía, visto su currículum, me parece poco valiente. Me preocupa además que el gobierno español siga dando de lado a la Filosofía en la enseñanza media y bachillerato, y que no tenga la valentía de desterrar la catequesis al ámbito de las familias (que son, según los obispos, quienes deben educar en moral) y de las iglesias. Pero con la que cae, aquí me tienen, defiendo la misma. En fin, que se acabó la catequesis.

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