Instantes antes, el jefe de Estado ruso mantuvo un encuentro con el Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, acompañado de monseñor Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados. Esta reunión normalmente se produce después de la audiencia con el Papa. Fue Medvedev quien comunicó al pontífice la intención de dar este paso decisivo en las relaciones diplomáticas entre los dos Estados.
En todos los coloquios –confirma en italiano, inglés y ruso un comunicado de la Santa Sede- ambas partes expresaron su agrado por las relaciones cordiales existentes y se concordó el establecimiento de plenas relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Federación Rusa.
Asimismo, hubo un intercambio de opiniones sobre la situación económica y política internacional, también a la luz de la Encíclica «Caritas in Veritate», que el Papa obsequió al presidente Medvedev en lengua rusa –ejemplar llegado de tipografía la víspera, para esta ocasión-.
Las conversaciones giraron asimismo en torno a los desafíos actuales relativos a la seguridad y a la paz. Temas que dieron paso a cuestiones culturales y sociales de interés común, como el valor de la familia, y a la contribución de los creyentes a la vida de Rusia.
Una nutrida delegación –en ella, el ministro de Exteriores Serghei Lavrov- acompañó al presiente Medvedev en su visita al Vaticano.
Fue el 1 de diciembre de 1989 cuando en la histórica ocasión de la visita de Mijkail Gorbachov a Juan Pablo II se abrieron relaciones –no plenas, como ahora sí se ha decidido- entre la Santa Sede y la entonces Unión Soviética, con el envío de un representante del presidente.
El anuncio del establecimiento de relaciones diplomáticas plenas entre la Santa Sede y la Federación rusa se dio simultáneamente en Roma y Moscú al término de la audiencia de Benedicto XVI al presidente Medvedev. Se prevé que la ratificación final tenga lugar a finales de año.