Los informes sobre el uso de aplicaciones para citas gay conmocionan a la Iglesia católica.
Un nuevo escándalo sacude los cimientos de la Iglesia Católica, en particular de la curia estadounidense que en los últimos años ha sido foco de graves acusaciones de pedofilia. Tras la renuncia forzada en el mes de julio deJeffrey Burrill -miembro de la diócesis de Wisconsin- por su utilización de la aplicación de citas gay Grindr, que dio a conocer el blog católico conservador estadounidense The Pillar, diversos medios estadounidenses, entre ellos The New York Times, denunciaron que son muchos más los jerarcas de la Iglesia Católica que han solicitado citas a través de esta app.
Jeffrey Burrill, ex secretario general de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, era la cara visible de la defensa de la Iglesia respecto de las acusaciones de abuso sexual contra el cardenal Theodore McCarrick que en 2018 provocaron un aluvión de protestas contra la Iglesia estadounidense.
Tras la información sobre Jeffrey Burril, un segundo informe, que fue publicado online días después, hizo afirmaciones sobre el uso de Grindr por parte de personas cuyos nombres no fueron mencionados en rectorías no especificadas en la Arquidiócesis de Newark, en Nueva Jersey. Pero la investigación respecto del uso de esta aplicación de citas gay entre miembros de la Iglesia trasciende las fronteras de Estados Unidos. Las denuncias publicadas en diversos medios norteamericanos y canadienses afirman que en 2018 al menos 32 dispositivos móviles emitieron señales de datos de la aplicación desde áreas de la Ciudad del Vaticano a las que los turistas no tienen acceso.
Los informes del blog, The Pillar, han desconcertado a la cúpula de la Iglesia católica estadounidense. “Cuando hay informes como éstos que afirman exhibir las actividades de este tipo en parroquias de todo el país y también en el Vaticano, eso es una emergencia de gran escala para los altos jerarcas eclesiásticos, no hay duda alguna”, dijo John Gehring, director del programa católico en Faith in Public Life, un grupo de defensoría progresista.
“Si alguien que ha hecho una promesa de celibato o un voto de castidad tiene una aplicación de citas en su móvil, puede meterse en problemas”, dijo Joseph W. Tobin, cardenal de Newark, durante un panel organizado a través de Zoom por la Universidad de Georgetown. Y en relación a los informes dijo: “También diría que pienso que hay una ética muy cuestionable detrás de la recolección de este tipo de datos de personas, bajo la presunción de que tal vez no cumplieron con sus promesas”, dijo.
Lo cierto es que los sacerdotes de la Iglesia Católica hacen un voto de celibato al iniciar sus sacerdocios. Y el uso de aplicaciones cuyo cometido es tener sexo no es compatible con el voto de celibato. Grindr, cuya autopromoción es “La red de citas más grande del mundo para homosexuales, bisexuales, trans y queer”, posee el perfil de sus clientes y sus preferencias, crean un perfil con las preferencias de sus parejas y reciben notificaciones cuando otro usuario se halla en las cercanías. Y por lo que pudo saberse los sacerdotes usuarios de esta aplicación dejaron al descubierto detalles que hacen temblar al Vaticano. “Puede ser terriblemente amenazante la sensación de vulnerabilidad que sienten muchos sacerdotes que ahora están incómodos y preocupados”, dijo el padre Bob Bonnot, director ejecutivo de la Asociación de Sacerdotes Católicos de Estados Unidos acerca de los datos de teléfonos móviles.
Los editores del sitio web de la comunidad católica, J. D. Flynn y Ed Condon, dijeron en un podcast que su trabajo busca exponer una historia secreta de conductas inapropiadas. “El comportamiento sexual inmoral e ilícito por parte de los clérigos que están obligados a cumplir con el celibato podría conducir a una amplia tolerancia para cualquier tipo de pecado sexual”, aseguró Flynn.
Matteo Bruni, un portavoz del Vaticano, dijo que los funcionarios del Vaticano, incluido el poderoso secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, se reunieron con “representantes de The Pillar” el 17 de junio, pero que el Vaticano había decidido no responder al informe, lo que no dijo es si planeaba investigar las acusaciones.
Infobae señala que este escándalo es una nueva arma en la guerra cultural entre los simpatizantes del papa Francisco y sus críticos conservadores.