Cristianos y musulmanes continúan enfrentados en el sur de El Cairo Seis personas han resultado heridas tras los incendios provocados en casas y comercios de ambos bandos.
Lejos de amainar, el conflicto generado entre los cristianos coptos y los musulmanes en el sur de El Cairo se recrudece. Una mujer cristiana murió ayer y otras seis personas resultaron heridas, tres coptos y tres musulmanes, en un enfrentamiento entre los fieles de las dos religiones en la localidad de Bahgur, cercana a Naya Hamadi, a unos 700 kilómetros al sur de El Cairo.
En esta ocasión, los incidentes comenzaron por una disputa verbal entre musulmanes y cristianos que derivó en enfrentamientos que ocasionaron que ambos bandos incendiaran casas y comercios del contrincante, según ha informado un portavoz de las fuerzas de seguridad. Hasta el momento, la Policía cuenta con 46 declaraciones de musulmanes y cristianos de la zona que acusan a sus rivales de de atacar sus casas y provocar daños en sus propiedades.
Se trata de la décima víctima mortal desde que comenzaron los ataques contra los cristianos coptos de la región el pasado día 7, cuando un hombre disparó contra los feligreses de una iglesia copta que salían de la Misa del Gallo de Nochebuena. El tiroteo se saldó con ocho fieles asesinados, además de un policía musulmán, según la agencia Efe. Sin embargo, los medios de comunicación egipcios informaron de que fueron siete. Tres musulmanes ya se han entregado, después de que se estrechara el cerco policial en torno a ellos, y aseguran ser los responsables de la matanza. La Policía ha descubierto que dos de los detenidos eran parientes lejanos de una joven musulmana que habría sido violada por un cristiano hace más de un mes.
Las reacciones del Vaticano no se han hecho esperar. El presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, el cardenal Walter Kasper, expresó su tristeza ante estos «trágicos» hechos, en una carta dirigida al Papa de Alejandría de Egipto. «Me uno con la oración a la comunidad cristiana copta en estos momentos tan tristes y duros. Allí donde los cristianos sufren injustamente se produce una herida profunda en el Cuerpo de Cristo», aseguró el cardenal.