En un ambiente silencioso, una docena de musulmanes de todas las edades espera para firmar un libro de condolencias por la reina Isabel II durante una ceremonia interconfesional organizada en la gran mezquita Baitul Futuh, en el sur de Londres.
Algunos niños corren entre los adultos, pero se respira un ambiente de respeto.
«Soy un musulmán de primera generación en este país» y «aquí podemos practicar nuestra fe bajo la protección de nuestro» monarca, dice Danial Saeed, de 19 años.
En el Reino Unido, el rey no sólo es jefe de la Iglesia Anglicana, sino también «defensor de la fe».
Este título se dirigía originalmente a la cristiandad y Carlos III fue proclamado rey el sábado como «defensor de la fe», pero en el pasado ya había dicho que, al ascender al trono, se consideraría responsable de defender todos los credos, en una Gran Bretaña que se volvió mucho más multicultural durante el reinado de su madre.
«Nuestra lealtad al rey» será «tan fuerte como la que mostramos a su majestad la reina», afirma Rafiq Hayat, presidente de la comunidad musulmana británica Ahamdiyya, en este acto que incluye una oración.
«Vivimos en un país donde la libertad de religión es real. (…) Tanto el monarca como el gobierno perpetúan esta libertad de expresión, de creencia», dice después a la AFP.
En los 70 años de reinado de Isabel II «hemos visto cómo nuestra sociedad se convertía en multicultural y pluriconfesional», afirmó Carlos III en su primer discurso como rey el 9 de septiembre, un día después de la muerte de su madre.
Recepción en Buckingham
Este viernes, el monarca debía recibir en el Palacio de Buckingham a representantes de las principales religiones del Reino Unido.
La monarquía británica tiene sus raíces en el cristianismo. Este carácter religioso está fuertemente simbolizado en la ceremonia de coronación -cuya fecha está aún por determinar- en la que el rey será ungido con aceite bendito por el arzobispo de Canterbury.
Sin embargo, dice a la AFP Ian Bradley, profesor de teología en la Universidad St Andrews, «el papel del monarca es mantener unida a la nación de todas las maneras posibles, sobre todo en términos de fe».
Rami Ranger, presidente de la Asociación Sij Británica, cree que como monarca por encima de los partidos políticos, las religiones o los orígenes de sus súbditos, la reina Isabel les dio a todos «una enorme sensación de seguridad».
El monarca británico tiene un papel de «corazón espiritual» de la nación y este vínculo espiritual «un tanto inconsciente» se ha manifestado, según Bradley, en «los términos religiosos elegidos a menudo por muchos para expresar sus sentimientos hacia la reina».
Puede que el Reino Unido se haya convertido «en gran medida en una nación secular postcristiana, pero mucha gente sigue apreciando que el soberano tiene un aura religiosa», añade.
Ortodoxos, judíos, sijs, hindúes
«Algunos de los más firmes partidarios de la monarquía son miembros de minorías religiosas, como judíos, sijs, hindúes», insiste Bradley. #photo1
Y recuerda que aunque Carlos III es un cristiano practicante que «va a la iglesia todos los domingos», está también «interesado en el islam y en la espiritualidad en general».
Al igual que su defensa medioambiental resuena con las preocupaciones de los más jóvenes, este interés por las religiones en general podría hacer de Carlos III un monarca en sintonía con el Reino Unido actual.
Entre los cristianos, ha mostrado una especial predilección por la religión ortodoxa, realizando varios retiros a monasterios del Monte Athos en Grecia.
Conmovió a la comunidad judía británica al visitar Israel -algo que su madre nunca hizo-, aunque no fuera en visita oficial.
También encargó retratos de supervivientes del Holocausto, un gesto de recuerdo muy apreciado.
Ha tenido asimismo «una maravillosa relación con el mundo musulmán como príncipe, alabando las enseñanzas del islam y refiriéndose muchas veces a los versos del corán», dice Hayat.
«Creemos que será un muy buen líder para los musulmanes y que reunirá a las diferentes confesiones», sobre todo porque dada su estatura «cuando habla, la gente escucha» y «esto tendrá mucho peso en las relaciones entre el mundo musulmán, el mundo cristiano y el mundo judío», concluye.