Uno de los temas destacados de la Ponencia Marco del PSOE para el próximo Congreso Federal nº 41 de 2025 es la revisión de los Acuerdos del Estado español con la Santa Sede. Acuerdos que datan de hace más de 40 años, algunos incluso anteriores a la Constitución de 1978.
El documento ve necesario actualizar los acuerdos, adaptándolos a la democracia constitucional, con el fin de alcanzar, de una vez, la separación entre el Estado y la Iglesia. También se habla de garantizar la Libertad Religiosa y de Culto y de caminar hacia la Libertad de Conciencia.
Todo esto, que se enmarca dentro de una política de laicidad intentando reforzar la independencia de las instituciones públicas respecto a la religión, ha sido duramente criticado por la Conferencia Episcopal Española. Al finalizar su 124 Asamblea Plenaria ha llegado a considerarlo un enfrentamiento ideológico y ha lamentado que el PSOE «saque a pasear el espantajo de la denuncia de los Acuerdos de 1979”. Refiriéndose a estos Acuerdos, su portavoz, César García Magán, recordó que «se trata de tratados internacionales» que no se pueden romper «unilateralmente».
El debate sobre estos temas ha sido abordado en otras ocasiones por el PSOE, sin ir más allá del mero debate. ¿Podemos esperar que ahora va a llegar más lejos? Así, en la ponencia marco de su 40º Congreso Federal del 2021, que define las líneas programáticas y políticas a seguir, señala su intención de denunciar estos acuerdos con la intención de avanzar hacia un Estado más laico, donde la religión católica no tenga privilegios especiales sobre otras creencias o instituciones laicas. Esta denuncia implica:
1. La financiación a través del sistema tributario (casilla de la Iglesia en el IRPF).
2. Exenciones fiscales para propiedades de la Iglesia.
3. Presencia de la religión en la educación pública.
4. Aspectos relacionados con la simbología religiosa en espacios públicos.
No causa ninguna gracia que se califique de “espantajo” la mera intención de acabar con unos privilegios preconstitucionales que perpetúan agravios y discriminación entre las instituciones y la ciudadanía. Supone tal conciencia de superioridad y dominio en sus calificadores que nos retrotrae a otras épocas de infausto recuerdo.
¿Tiene esto algo que ver con el evangelio de la igualdad y la justicia? ¿Dónde queda aquello de “Devolved al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios?
Desde hace décadas, los cristianos y cristianas de base venimos denunciado y exigiendo a los poderes públicos que acaben con el “esperpento” que supone mantener intocables, después casi medio siglo, unos privilegios franquistas en una sociedad que pretende ser democrática.