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Ramadán y juventud: entre cumplir la tradición y la libertad religiosa en España

«Te lleva a valorar cosas tan normalizadas para nosotros como el agua», comenta Shafa

Las redes sociales cada vez adquieren un papel más importante en este tipo de tradiciones

Cada año, los musulmanes de todo el mundo esperan la llegada de la luna creciente que marca el inicio del mes sagrado del Ramadán, el noveno mes del calendario lunar islámico. Este año, la tradición comenzará el 10 de marzo y finalizará el 9 de abril de 2024. La fecha varía anualmente debido a las peculiaridades del calendario Hijri, que tiene entre 354 y 355 días.

El término deriva de la palabra árabe ar-ramad, que significa «calor abrasador», y es considerado un tiempo para purificar los pecados. Para Nadia, es un período de reflexión, oración y autoevaluación en el que se examina la conducta del año pasado. «Es uno de los cinco pilares del Islam y me hace sentir más humana, enseñándome mis debilidades y fortalezas al ser una disciplina tan dura», describe.

A lo largo del mes, desde el amanecer hasta que la luna emerge en el cielo, los musulmanes ayunan, absteniéndose de comer y beber. Aunque es considerada como obligatoria, Nadia aboga porque sea una elección personal. Ella misma opta por ayunar voluntariamente y enseña a sus hijos sobre el Ramadán, pero les deja decidir si desean participar o no.

Según el último ‘Estudio demográfico de la población musulmana’ elaborado por la Unión de Comunidades Islámicas de España, residen ya más de 2,3 millones de musulmanes en nuestro país, en especial en Cataluña, Madrid y Andalucía. Nadia llegó con 21 años a España con el objetivo de formarse y buscar mejores oportunidades para su vida. Ahora tiene 38 y vive al sur de Madrid junto a su marido y sus dos hijos, «viviendo la religión con libertad».

Tradición y generaciones jóvenes

La tradición islámica narra que en el año 610 d.C., el ángel Gabriel se apareció al profeta Mahoma, revelándole el Corán por primera vez, durante el Ramadán, en una noche conocida como Laylat Al Qadar (Noche del poder). Los musulmanes ayunan durante estas semanas para conmemorar la revelación, al considerar que purifica el cuerpo de toxinas y uno se acerca a la espiritualidad de Dios.

Para Najma, esta tradición tiene un significado más ligado a la familia y la unión. Pese a haber nacido en España, esta joven de 22 años siempre se ha sentido como una extraña entre la gente de su edad por su crianza multicultural; su madre es marroquí y su padre español. En ocasiones, se siente muy cuestionada por su familia paterna. «Al principio era algo que me frustraba, pero ahora lo he normalizado», detalla. La joven asegura que mantiene ciertos aspectos de la religión musulmana como una forma de conectar con la cultura de su madre en una sociedad occidental. Aunque no cumple todas las obligaciones religiosas al pie de la letra, como la oración, sigue practicando el Ramadán junto a ella.

«La religión yo la vivo en mi corazón, no tengo por qué ir a una mezquita», sostiene esta joven musulmana, «lo veo como algo muy personal: entre Dios y yo. Tienes que creer por tu propia voluntad y no de forma obligada».

Entre los jóvenes musulmanes en España, la religión ha dejado de vivirse como un fenómeno cultural e identitario para convertirse en una vivencia íntima y espiritual. A esta conclusión llegó la socióloga María Jiménez Delgado, de la Universidad de Alicante, tras entrevistar a 20 estudiantes musulmanas. «Reconstruyen y reinterpretan las herencias familiares», comentó Jiménez, «también buscan construir puentes con otras culturas». 

Najma destaca que hay gente que siente curiosidad y le suele preguntar sobre esta festividad. Otra parte de los jóvenes opta por distanciarse de la religión, como es el caso del novio de esta joven, quien ya no cree en Dios, pero continúa respetando las creencias de su familia. «Creo que esto es una minoría aún si lo relacionamos con el aumento del ateísmo frente al cristianismo aquí en España», defiende.

Un día como estudiante durante el Ramadán

Shafa, universitaria de 19 años, cree que el Ramadán puede ser beneficioso para practicar la disciplina y el autocontrol. Comenzó el ayuno cuando le vino la menstruación, edad establecida por el Islam. Actualmente, se encuentra en su primer año de universidad e imagina cómo será enfrentar las largas horas de ayuno mientras trata de mantenerse concentrada en sus estudios, ya que justo coincide con la época de exámenes.

«Un día típico durante el Ramadán implica levantarse antes del amanecer, en ayunas y con la fatiga como compañera constante», relata. A pesar de estar cansada, la joven sabe que debe esforzarse para estar atenta durante las clases. Después de regresar a casa, se dedica a la oración y la lectura del Corán, prácticas (o sunass) que considera esenciales durante este mes. Posteriormente, Shafa se pone a estudiar, «a menudo luchando contra el hambre y el sueño que vuelven a aparecer».

Cuando finalmente llega el momento de romper el ayuno al atardecer, la joven experimenta una sensación de alivio y emoción. Las comidas durante el Ramadán, tanto el suhoor (desayuno) antes del amanecer como el iftar (cena) al atardecer, son momentos importantes donde los platos típicos de cada país abundan. «Es muy frecuente levantarse en la madrugada a comer algo», aclara la estudiante, «pero yo no voy a sacrificar horas de sueño y voy a juntar las comidas en una«.

Pese al desafío, Shafa está decidida a mantenerse fiel a la tradición y encontrar significado en sus experiencias diarias. «Te lleva a valorar cosas tan normalizadas para nosotros como el agua, pero a la que millones de personas no tienen acceso«, defiende.

“»Te lleva a valorar cosas tan normalizadas para nosotros como el agua»“

Difícil en Europa, pero cada vez más aceptado

Por el contrario, Najma no está muy convencida de hacerlo este año. Hace dos, mientras estaba realizando un curso de socorrismo, lo pasó bastante mal. «Cada vez que entraba en la piscina empezaba a marearme y salía blanca», narra con angustia. Si bien considera que es una tradición sagrada, defiende que por encima está su salud y así lo establece también el Corán.

Nadia destaca que en Europa es muy difícil poder realizar este tipo de tradiciones. En los países árabes adaptan el horario laboral y escolar durante esta festividad, finalizando los trabajos a las tres de la tarde. «Aquí hay que continuar con tu ritmo de vida y las empresas obviamente no se van a adaptar a tu religión», explica la empresaria.

“»Aquí hay que continuar con tu ritmo de vida y la empresas obviamente no se van a adaptar a tu religión»“

No obstante, lo que sí que destacan las tres es que no podrían vivirlo con la misma libertad si no estuvieran en España. Nadia critica que continúa existiendo mucho machismo en esta religión, siendo fácil «encontrar a mucha gente obligada a hacerlo para guardar las apariencias». Una situación que también observa en muchos padres musulmanes en España, quienes «tienden a imponer a los hijos».

«Por lo menos, aquí la gente es más abierta y cada vez se interesan más por conocer la tradición. Incluso me preguntan cómo lo llevo o qué tal estoy», cuenta Nadia. Pese a ser cada vez más ateos, es un hecho que la pluralidad religiosa ha aumentado en los últimos años en España. Según el informe Global Religion 2023, el 68% de los españoles declara sentirse cómodo con personas de diferentes religiones. Aunque aún sigue quedando lejos de otros países como Canadá o Gran Bretaña. 

TikTok y el papel de las redes sociales

Internet ha tenido una influencia muy grande en la evolución narrativa islámica de los últimos años, que, en muchos casos buscan poner fin a la desinformación o la islamofobia. Las redes sociales se han llenado de consejos para pasar mejor el Ramadán, tutoriales para preparar platos típicos, curiosidades o cómo hacerse un calendario para organizarse mejor. «Ver a otra gente que comparte sus experiencias te puede motivar para seguir adelante durante el mes de ayuno», opina Najma.

TikTok es una de las plataformas que más ahínco ha puesto a la hora de ofrecer un espacio a la comunidad durante esta tradición. Según sus estadísticas, el 71% de los usuarios que practican esta tradición consume contenido como forma de inspiración a lo largo del Ramadán.

No obstante, Nadia destaca que no todo es positivo en el mundo online, ya que la capacidad de difusión y la influencia puede ser utilizada en ocasiones para que grupos más radicales se apropien de términos sagrados y los manipulen.

En esta misma línea, si bien Shafa considera que muchos jóvenes «han construido un vínculo más grande con su religión y han investigado más sobre ella«, esto puede ser un arma de doble filo cuando se trata de desinformación.

Una vez finaliza el Ramadán, llega la fiesta de ruptura del ayuno (Eid al-Fitr) que comienza con oraciones al amanecer. Un momento de máxima introspección, pero también de felicidad y orgullo por su tradición. Pese a vivirlo y sentirlo de manera diferente, las tres musulmanas están expectantes por el inicio del Ramadán. Puede que su significado haya variado de unas generaciones a otras, pero continúa perdurando un espíritu de unión entre toda la comunidad.

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