El publicista Noureddine Ayouch, padre del cineasta Nabil Ayouch (Los caballos de Dios, Much Loved…) llevaba ocho meses preparando un coloquio internacional sobre libertades individuales. Tenía previsto celebrar en Casablanca entre el 22 y el 23 de junio debates sobre los derechos de las minorías religiosas, el aborto, la desigualdad de hombres y mujeres en el derecho a heredar en los países musulmanes y otros temas candentes. Ayouch había concertado la presencia de personalidades de Túnez, Argelia, Irak, Francia… Sin embargo, el 16 de junio, la fundación Al Saoud, que preside el ministro de Asuntos Religiosos, Ahmed Taoufik, y ya había acogido varias conferencias organizadas por Ayouch, anunció que no había autorizado al publicista y a su Colectivo Democracia y Libertades (CDL) a organizar este coloquio.
Ayouch, no se dio por vencido y declaró que el coloquio seguiría adelante. Pero las autoridades locales de Casablanca le indicaron que existía “un error de procedimiento”. Para el publicista eso no era más que una excusa. “Todo el mundo ha sufrido presiones para no albergar el coloquio, es un escándalo”, declaró. El hotel con el que Ayouch había concertado la cita se negó a acogerla. El jefe de Gobierno, del islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), Saadedín el Otmani, declinó su asistencia, que según Ayouch había prometido con antelación.
“El verdadero problema”, declaró Ayouch al sitio digital Medias24 “es que tenemos un Gobierno formado por [una coalición de cinco] partidos de todo signo político, que no consideran a los marroquíes como ciudadanos, sino como electores. (…) Los partidos de izquierda justifican su silencio argumentando que el país es conservador y que no está preparado para evolucionar sobre ciertas cuestiones”. Algunos analistas lamentan la pobre imagen que Marruecos ofrece al mundo con esta medida. Una columnista del diario L’Economiste advertía: “Si la prohibición del coloquio hubiera tenido lugar la semana anterior, la delegación marroquí habría corrido el riesgo de ser abucheada en la gran sala de la FIFA en Moscú”.