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“Querido don Javier, sería bueno que usted diera parte de los hechos…”

“Querido D… hijo. Estate tranquilo. El asunto este ya no está ni en tus manos ni en las mías, sino en las de la Virgen”. La frase forma parte de un email del arzobispo de Granada, Javier Martínez, a la víctima que denunció el caso de los supuestos abusos sexuales presuntamente cometidos por el grupo de ‘los romanones’. El sumario del caso, al que ha tenido acceso en exclusiva andalucesdiario.es, incorpora los emails y la correspondencia ordinaria que se cruzaron el joven denunciante y el arzobispo.

Los correos electrónicos dejan en evidencia, en más de una ocasión, la actuación del prelado granadino. Martínez recurre a muletillas doctrinales y abstracciones despersonalizadas en respuesta al terrible drama íntimo del joven que, después de años, decidió denunciar los supuestos abusos sexuales de los que dice haber sido víctima de manera continuada cuando era menor de edad. “Ella es madre” –en alusión a la Virgen- “y sabe de dolores y de lo que significa ser víctima, hasta la muerte”, le contesta el arzobispo al denunciante en el mismo correo electrónico en el le pide tranquilidad porque ha dejado el caso en manos de la Virgen.

SÓLO HYA UN HOMBRE INOCENTE

“Lo sabe por su Hijo”, continua Martínez en el email, “por el primero y el Único hombre absolutamente inocente de la historia, y lo sabe por las demás innumerables víctimas de la malicia humana, que también desde la Cruz somos hijos suyos. Ella cuidará de todos. De modo que a ella le pedimos que nos dé a todos la sabiduría y la fortaleza necesarias para vivir todo esto, y vivirlo en paz”.

Este email, de 17 de octubre de 2014, forma parte de la respuesta del arzobispo a un correo previo del denunciante en el que le planteaba la conveniencia de que Martínez diera “parte de los hechos” y al mismo tiempo no pusiera en alerta a los supuestos autores y encubridores de los presuntos delitos.

“Querido Don Javier… Creo que sería bueno, que pese a plantear yo la denuncia en las autoridades civiles, como ya está hecho en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, usted se presenciara para dar parte de los hechos y manifestar así el conocimiento que desde la Iglesia se tiene de este delito”, dice la supuesta víctima en su email. “Además, de este modo, se garantizaría la protección de todas las víctimas que ya hemos hablado, y las víctimas potenciales que pueden aparecer en diferentes sitios”, añade. “También sería bueno, por el hecho de narrar las medidas de las que dispone la Iglesia y ponerse a disposición de la Fiscalía para asegurarnos la completa protección de las víctimas y no dar quizá algún paso (aplicar las medidas cautelares o comunicarle a estos sujetos que se está llevando a cabo una investigación para esclarecer los hechos) que puedan sesgar la investigación de la policía judicial y por tanto sesgar el papel que a día de hoy desarrolla la Fiscalía. ¿Cómo lo ve? ¿Sería posible?”.

UN AVISO A LOS IMPLICADOS

La respuesta del arzobispo debió resultar desconcertante para su atribulado corresponsal: “La Virgen, su hijo, y el único hombre absolutamente inocente de la historia”. Doctrina frente a supuestos hechos delictivos y fe celestial para quien reclamaba justicia terrenal. Martínez no solo no estuvo a la altura de las circunstancias para quien esperaba otro proceder del máximo responsable de la diócesis, sino que puso en aviso a los supuestos autores de los abusos y encubridores al suspender ‘a divinis’ a tres de los diez sacerdotes a pesar de que el denunciante le había sugerido que no diera ningún paso ni aplicara medidas cautelares para no alertarlos y entorpecer la investigación judicial.

Las diligencias incorporan una carta “confidencial” del prelado al denunciante, supuestamente escrita el 16 de septiembre de 2014.

Esta es la transcripción literal de la carta, incluida en el sumario: “Querido D. Te escribo para comunicarte que ya he puesto en marcha el procedimiento canónico y que las actuaciones en el ámbito canónico siguen su curso normal. He consultado también a expertos en derecho penal, y me indican que, al ser tú hoy adulto, tú eres el único que puede presentar la denuncia correspondiente en el ámbito civil de forma que tenga algún efecto… Lo único que está en mi mano es asegurarte mi apoyo pleno en lo que de mí depende, tanto para ti como para tu familia, lo mismo que la colaboración plena con las autoridades civiles, de modo que prevalezcan la verdad y la justicia, y en la medida de lo humanamente posible, se reparen los daños causados. No dejo de pedir al Señor por ti, por tu persona y por tu trabajo, lo mismo que me confío a tus oraciones. Tuyo en Cristo. Javier Martínez Arzobispo de Granada”.

El contenido, lleno de ofrecimientos genéricos, de esta misiva no debió satisfacer al joven, como parece demostrar el email que éste le escribía a monseñor Martínez justo un mes después, el 17 de octubre, y donde precisamente reclamaba al arzobispo “ponerse a disposición de la Fiscalía”.

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