Miles de jóvenes se suman a este movimiento religioso que ha encontrado su caladero perfecto en Tik Tok. En la ciudad herculina reivindican una nueva forma de vivir la fe los lunes en la iglesia Castrense
El pasado año, a cuenta del décimo aniversario del 15M, muchos hicieron balance para analizar qué quedaba en la actualidad de aquellos indignados. También el año pasado, y aprovechando la misma efeméride, otros tantos reflexionaban sobre el peso que había tenido la JMJ de Madrid (Jornada Mundial de la Juventud) en aquellos niños católicos que hicieron de la capital un microcosmos regado de banderas de España y odas a Benedicto —el del equis uve palito—. Los primeros consiguieron agotar el bipartidismo y que uno de sus grandes estandartes, Pablo Iglesias, llegase a vicepresidente primero del Gobierno. Los segundos continuaron haciendo piña, hasta tal punto que un encuentro en Río de Janeiro fue el germen de un movimiento religioso que hoy rompe moldes entre los jóvenes: se llama Hakuna, su fundador perteneció al Opus Dei y tiene en Tik Tok su mejor aliado. Lo siguen miles de jóvenes, incluso ateos, y ya tiene punto de encuentro en A Coruña todos los lunes.
Unos minutos antes de que empiece el tema del día, Hakuna: una revolución de románticos, en torno a las 20.15h horas, Moni y Tere explican a La Voz qué hacen en una agrupación que entiende el amor a Dios como una fiesta, en sentido metafórico y literal. Ambas están en la veintena y se reúnen cada lunes desde hace meses en la iglesia Castrense de San Andrés —«está a mitad de camino entre Juan Flórez y la Ciudad Vieja, así que a la mayoría nos pilla genial», comenta Tere—. Mientras charlan con el periódico en la sacristía, de fondo se escucha el preludio de una suerte de concierto que tendrá lugar a continuación, cuando una veintena de jóvenes se una para cantar temas que son verdaderos hits entre parte de la generación Z.
Una bocanada de oxígeno
Durante la conversación dejan claro que gracias a Hakuna su vida es mejor. Así de sencillo. Y esto se debe, en palabras de estas dos jóvenes, a que «este movimiento se aleja de la manera que tiene la mayoría de entender la religión, donde lo más importante son las normas y, cuantas más cumplas, más te acercas a Dios. Para nosotros, Dios es alegría y está en todo lo que hacemos; desde rezar, trabajar, cantar o tomar unas cervezas». Estos últimos puntos han sido una bocanada de oxígeno, comentan, para muchos chicos que no sabían cómo integrar su fe en el día a día.
Mantiene en cada entrevista José Pedro Manglano, más conocido como Don Josepe y líder de Hakuna, que este movimiento es orgánico, no tiene ninguna hoja de ruta y se escribe en paralelo a la vida, no sometido a ella. Moni y Tere tienen la lección aprendida, y aunque resulta difícil definir los cimientos de esta comunidad, precisamente por la ausencia de rígidos preceptos, saben qué palabras usar para que el mensaje cale. «No es postureo, simplemente nos juntamos personas que tenemos una manera de entender el amor muy característica; podemos querer a alguien que hemos visto tan solo un fin de semana en un ‘compartiriado’ (voluntariado), y esto no nos hace mejores ni peores, es nuestro estilo de vida y nos gusta pasar tiempo juntos».
Tan cierto es esto que no son pocas las veces que triunfa el amor en Hakuna: «Tiene sentido porque sabemos que nuestra pareja también pone a Dios en el centro de su día, las cosas se vuelven más fáciles», comenta Tere. Así nacieron los másteres prematrimoniales de Hakuna, «unos cursos certificados de tres meses que dan parejas casadas a quienes van a cruzar esta frontera», concluye Moni.
Dentro del totum revolutum de gente que acude a la «hora santa» hay también ateos. Estas chicas entienden que, en muchos casos, ha sido la música la que ha hecho la función de puente entre los escépticos y Hakuna. «Yo tengo amigas no creyentes que me han acompañado algún lunes y me han dicho: ‘Nunca me he sentido tan en familia’ o ‘flipo con lo bien que os lo pasáis’», indica Tere, para pasar a explicar el fenómeno por el que las masas púberes han descubierto Hakuna: «Desde que Huracán se hizo viral en Tik Tok, cantidad de personas han venido a nosotros, piensa que en septiembre un concierto de Hakuna llenó el Palacio de Vistalegre de Madrid».
«La hora santa y la adoración son el centro de Hakuna, pero el coro es importantísimo porque con las canciones acompañamos nuestra manera de vivir la religión. Así surgió el primer disco, luego vino el segundo… Y se trata de una música que gusta a todo tipo de perfiles; es más, tenemos un grupo de fieles de Hakuna en Corea gracias a esto», dice Moni, quien aclara que no se trata de una banda al uso, sino que en cada actuación pueden salir al escenario unos u otros en función de la disponibilidad. «Nos dicen que somos el grupo de música más grande del mundo, y no les falta razón».
En Madrid se congregan unos 600 a la semana
No quieren ni pueden hablar de cifras, porque aseguran que es imposible fijar un número. «En Madrid se pueden reunir 600 fieles para la hora santa, y aquí en A Coruña seremos unos treinta, muchos de ellos son militares o trabajadores de Inditex», comentan.
Aunque desde fuera pueda esperarse algún resquicio de recelo en estas chicas a la hora de hablar en público de su fe y su amor por Dios, lo cierto es que este reconcomio ni está ni se le espera. «Yo nunca oculto que pertenezco a Hakuna en mi trabajo o en otros círculos sociales, estoy orgullosa», manifiesta Tere, para posicionarse Moni en una línea similar: «Muchos creen que los cristianos vivimos debajo de las piedras o somos unos frikis, pero no entiendo por qué no puedo decir que voy a misa, es igual de válido que jugar al pádel».
Otro cantar es el tema de la cervecitas y el cachondeo, que algunos no entienden que forme parte de este movimiento. Si en Hakuna dicen que Dios puede estar en una discoteca, llueven las críticas desde sectores (aún) más tradicionales, pero arrecian cuando se mencionan los nombres de dos libros escritos por el padre fundador: Santos de copas y Santos de mierda. «El padre Manglano no ha comprendido que la Iglesia no tiene que mundanizarse: es el mundo el que tiene que regresar a su origen», apunta un artículo del periodista Eulogio López. Mientras, el papa Francisco muestra su apoyo a esta Asociación Privada de Fieles, y delante de ellos, en Roma, pidió perdón por los escándalos «no solo de abusos» de la Iglesia.